Son cosas chiquitas

Leyendo otros blogs… encontré este «poema»…

por Eduardo Galeano

“Son cosas chiquitas.
No acaban con la pobreza
no nos sacan del subdesarrollo,
no socializan los medios de producción
y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá.

Pero quizá desencadenen la alegría de hacer,
y la traduzcan en actos.

Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad
y cambiarla aunque sea un poquito,
Es la única manera de probar
que la realidad es transformable.”

Via: soydondenopienso

Consecuencias de la maledicencia

Leyendo El libro de la felicidad – Marcelle Auclair…

“El rebote es una de las leyes esenciales del pensamiento, así como la refracción del sonido y de los rayos es una de las leyes de ]a naturaleza. Sus pensamientos, sus palabras, son vibraciones que se propagan en círculo y vuelven al punto de partida: usted. Exactamente como las ondulaciones de un líquido.

Cuando alguien arroja una piedra al agua, el punto donde cae es el centro de las ondulaciones que van aumentando hasta encontrar un obstáculo: la orilla o el recipiente. Parecen detenerse entonces pero en realidad las ondulaciones retornan hacia el punto de partida y sólo se detienen al encontrarlo.

El menor de sus deseos, la menor de sus palabras crean ondas similares a las que crea la piedrita arrojada al agua; los efectos que ellas producen se vuelven hacia usted. Piense enfermedad con respecto a quien sea o a lo que fuere, enfermedad será el lote que a usted habrá de corresponderle.

Deséele a alguien una desgracia y usted será quien habrá de sentir los primeros efectos. Pronuncie palabras de concordia, y la concordia embellecerá su existencia.

Conocida esta ley, ya no se sorprende uno de las miserias de un mundo en el que tanta buena gente, más ignorante que fundamentalmente malvada cree hacer bien viviendo en el rencor y la aversión al prójimo.

Es una excelente mujer pero le brinda un odio eterno a la prima Amelia por una nimia cuestión de herencia; un hombre excelente, pero no trata de perdonar una ofensa al primo Gustavo.

Sin embargo, los hombres repiten desde hace dos mil años: «No hagas a los demás lo que no querrías que te hicieran a ti»; pero a estas palabras esenciales a la rutina también les ha embotado el sentido.

Entonces, el único medio para ser feliz consiste en no emitir sino pensamientos y palabras de felicidad con respecto a cada uno en particular y al mundo en general.

Cada uno de sus pensamientos se extiende hasta los límites del universo, hace vibrar a su paso todos los pensamientos afinados según el mismo diapasón, se propaga y se multiplica antes de volver así intensificado para ejercer en su propia existencia sus maravillas o sus estragos.

Comprenda que todos tenemos nuestra parte en la confusión universal y que tal vez usted haya sido hasta ahora, sin saberlo, su enemigo No. 1.

APLICACIÓN. A partir de este instante, sea su amigo número 1. Cuando se apreste a caer en la maledicencia, cuando lo atraviese un movimiento de cólera, piense: «¿Me gustaría que los efectos de este pensamiento se vuelvan hacia mí y se manifiesten en mi vida?» Sofóquelo instantáneamente y reemplácelo por su luminoso oponente.”

Ley del rebote

Leyendo El libro de la felicidad – Marcelle Auclair…

“El dibujante Jean Effel publicó durante la guerra una serie de dibujos titulada «El angelito». Uno de los dibujos muestra a un aviador que acaba de tirar una bomba.

El angelito la agarra y rápidamente se la devuelve a quien la ha tirado: «Señor, se le ha perdido algo…»

Si merecemos tener cerca de nosotros un angelito – es decir, si estamos firmemente ubicados en las ondas del amor, del pensamiento positivo-, sucederá lo mismo con los pensamientos de odio y de destrucción que gente poco amable emite con respecto a nosotros: la bomba retornará a su propietario y explotará en sus manos.

El amor es nuestro guardaespaldas, el perdón es nuestro protector.

Pero ¡atención! La precisión de las leyes del espíritu es tal que si usted procede así sólo con la intención secreta de reservar para sus enemigos el perrito de su perra, el efecto será nulo; en el mundo del espíritu solamente tiene curso legal el oro puro, los falsificadores no consiguen hacer pasar su moneda.

Entiéndase bien que de acuerdo con esta ley, los pensamientos hostiles, las palabras violentas que emitimos respecto de nuestros semejantes se vuelven hacia nosotros, tanto más cuanto los han alcanzado y herido. Tal es la ley del rebote.

Aplicación. ¿Está seguro que sus pensamientos en cuanto al amor y al perdón son lo bastante poderosos como para protegerlo contra toda tentativa enemiga?

Por otra parte ¿no merece usted a menudo que «el angelito» le devuelva sus propias bombas? Tenga cuidado con sus pensamientos y sus palabras: según su naturaleza, lo protegen o lo exponen.”

Cada uno ama al otro

Leyendo El arte de amar, de Erich Fromm… el Capítulo “El amor, la respuesta al problema de la existencia humana” cita al poeta y místico musulmán, Rumi:

“Nunca el amante busca sin ser buscado por su amada.
Si la luz del amor ha penetrado en este corazón, sabe que también hay amor en aquel corazón.
Cuando el amor a Dios agita tu corazón, también Dios tiene amor para ti.
Sin la otra mano, ningún ruido de palmoteo sale de una mano.

La sabiduría Divina es destino y su decreto nos hace amarnos el uno al otro.
Por eso está ordenado que cada parte del mundo se una con su consorte.
El sabio dice:  Cielo es hombre, y Tierra, mujer.
Cuando la Tierra no tiene calor, el Cielo se lo manda; cuando pierde su frescor y su rocío, el Cielo se lo devuelve.
El Cielo hace su ronda, como un marido que trabaja por su mujer. Y la Tierra se ocupa del gobierno de su casa: cuida de los nacimientos y amamanta lo que pare.
Mira a la Tierra y al Cielo, tienen inteligencia, pues hacen el trabajo de seres inteligentes.
Si esos dos no gustaran placer el uno del otro, ¿por qué habrían de andar juntos como novios?
Sin la Tierra, ¿despuntarían las flores, echarían flores los árboles? ¿Qué, entonces, producirían el calor y el agua del Cielo?
Así como Dios puso el deseo en el hombre y en la mujer para que el mundo fuera preservado por su unión.
Así en cada parte de la existencia planteó el deseo de la otra parte.
Día y noche son enemigos afuera; pero sirven ambos un único fin.
Cada uno ama al otro en aras de la perfección de su mutuo trabajo.
Sin la noche, la naturaleza del Hombre no recibiría ganancia alguna, y nada tendría entonces el día para gastar.

(R. A. Nicholson, Rumi, Londres, George Allen and Unwin, Lid., 1950, págs. 122 – 3.)”

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