Pasé un rato preparando tarjetas coloridas…
Pasé un rato preparando tarjetas coloridas…
En Romancero Criollo, el poeta León Benarós narra los padeceres de Deolinda Correa…
No hay corazón en San Juan
que, por curtido que sea,
no haya sentido la muerte
de la difunta Correa.
En todo Angaco, seguro,
no hubo muchacha más linda.
Donosita era la moza
y se llamaba Deolinda.
Con honra el pan de su casa
se avenía a compartirlo
cuando a don Pedro, su padre,
entraron a perseguirlo.
Ni su valor los detuvo
ni su mérito sin fin.
(En Chacabuco fue el hombre
guerrero de San Martín).
Allá, cerca del cuarenta,
no tuvo paz su persona,
cuando terminó el gobierno
de su amigo Maradona.
No le mezquinan pesares
ni ahorran barbaridad.
y para peor, la muchacha
entraba en florida edad.
¡De dónde la pobrecita
les va a merecer perdón!
Como la urpila del monte
en aquella situación…
En un cariño sentido,
con ansiedad, se recuesta.
En la iglesita del pueblo
se ha casado con orquesta.
Pero no mucho después,
en un ataque afrentoso,
montoneros de Quiroga
le llevan padre y esposo.
Allí quedó la Deolinda,
allí la desventurada,
considerando los males
de su vida desgraciada.
Entre tanta desazón,
para compaña, de fijo,
Dios, en esas soledades,
la bendice con un hijo.
Mas ni con ese suceso
se apacigua la jauría.
Acosan al pobre rancho
aves de carnicería.
Un amanecer de hielo
la moza no pudo más.
Se largó para La Rioja
para no volver jamás.
Ya pisa la travesía.
Ya muestra los pies llagados.
Le va faltando la luz
en los ojos apagados.
Cayendo una y otra vez
cruza el arenal ardido.
Sólo advierte algún chañar,
como de harapos vestido.
Engañándole esperanza
mira la verde jarilla,
que, por burladora gala,
luce su flor amarilla.
Como puede sigue andando
con el corazón deshecho.
Ya ni siquiera se queja
su triste hijito de pecho.
Ya el aliento la abandona
y, en esa muerte segura,
alza los ojos pidiendo
por aquella criatura.
Ruega al Cielo que no seque
de sus pechos la vertiente;
que viva ese manantial,
aunque ella incline la frente.
Pues de este modo, a su hijito,
al darle el último adiós,
sustento le dejaría
hasta que quisiera Dios.
Rendida de hambre y de sed,
de cara al cielo infinito,
se durmió en lo alto de un cerro,
no lejos de Vallecito.
Unos arrieros encuentran
la criatura abandonada,
bebiendo en el pecho vivo
de la madre, ya finada.
Allí entierran la difunta
y le rezan un bendito.
El más rudo se hace blando
para abrigar al chiquito.
Nada sé del chiquilín.
Lo habrán criado con esmero
y, ya ganado a mocito,
sería también arriero.
Término halló la Deolinda
a su vida sin regalo.
La sepultan en la cuesta
de la sierra Pie de Palo.
Ya se ganó la sencilla
devoción del pueblo fiel.
Los más humildes le llevan
coronitas de papel.
A ella pide protección
la madre desesperada.
Hasta los rudos arrieros
la toman por abogada.
Y más de alguna mujer
-quizá enferma o enteca-
con crianza dificultosa,
si es que el pecho se le seca.
En este punto, señores,
termino esta relación.
Que la Difunta Correa
los tenga en su devoción.
Leída en: folkloredelnorte Allí su historia.
Info en la Wikipedia:
“…Las visitas al santuario se producen durante todo el año, pero son más frecuentes en Semana Santa, el día de las Ánimas (2 de noviembre), la Fiesta Nacional del Camionero, en Vacaciones de Invierno y para la Cabalgata de la Fe que se realiza todos los años entre abril y mayo.
En las épocas de mayor afluencia puede llegarse hasta a trescientas mil personas; el promedio (año 2005) de los que peregrinan al santuario de la «Difunta Correa» en Vallecito es de 1.000.000 personas/año….”
Una mala costumbre…
“Chusmear, cotillear, hablar mal de otro es una de las prácticas más antiguas del ser humano, podríamos decir que está en su naturaleza.
A través del chisme las personas se entretienen, llaman la atención del otro, ganan cierto poder dentro de un grupo, y pueden también hacer mucho daño, especialmente, si los ingredientes base del chisme son la envidia y las malas intenciones.
El chisme es el relato verdadero o falso sobre alguien que está ausente, y que revela aspectos prohibidos o de índole personal que no se tiene derecho a divulgar.
Muchas veces, el chisme no conlleva mala intención, es un pasatiempo en sí, pero otras viene cargado del deseo de perjudicar a alguien. De un modo o de otro, el chisme sólo es grato cuando involucra a otros y, en general, a nadie le gusta que se rumoree por los rincones sobre su vida privada…
Podría decirse que el ámbito vecinal es uno de los más calientes en materia de habladurías…
Los innovadores, los luchadores, los distintos, los talentosos, los desinhibidos, incomodan y despiertan envidia… y los chismes se escriben con la tinta de ese vil sentimiento.”
“El chisme es algo que nadie dice que le gusta, pero todos disfrutan.” Joseph Conrad
Leído en: Consejos para evitar la maledicencia
Post relacionado: Consecuencias de la maledicencia
“Existen 13 calaveras talladas en cristal de cuarzo en el mundo. Sólo 5 fueron encontradas.
Según un antiguo mito maya, cuando se hallen las 13, la verdad acerca del origen humano será revelada a los hombres. Pero, la leyenda advierte que esto ocurrirá cuando los hombres sean íntegros moralmente.
Mientras, a través de antiguos textos de culturas precolombinas, los investigadores relacionaron a estas calaveras con los antiguos dioses centroamericanos quienes, al parecer, representarían a seres extraterrestres que les habrían legado sus saberes. …
Las calaveras de cristal son objetos de cuarzo con forma de cráneo humano. Se cree que fueron talladas por los mayas y otras culturas precolombinas.
La más conocida es la “Calavera del Destino”, descubierta por Mitchell-Hedges en 1924, mientras buscaba huellas de la Atlántida en un templo maya.
El cráneo, de cristal de roca, fue tallado en contra del eje natural del cristal, lo cual no podría lograrse ni siquiera utilizando tecnología láser. La confección de esas calaveras es aún un misterio.”
Leído en: CalaverasDeCristal
Más info: Hay un muy buen post sobre este tema en Blog DíasDelFuturoPasado (al parecer el origen de estas calaveras está cuestionado)
Prosiguiendo la búsqueda de creencias…
“Los indios hopi americanos hablan de los katchinas, unos sabios ilustres que salvaron al pueblo primitivo de perecer en un cataclismo donde la tierra fue cubierta por las aguas.
Según la leyenda, estos seres procedían de las estrellas y utilizaron “escudos volantes” para transportar a sus antepasados a una tierra alejada de todo peligro.
Pasado un tiempo, los katchinas regresaron a las estrellas.
Desde entonces, los hopi usan máscaras y muñecos que representan a aquellos seres protectores, a quienes consideran sus dioses salvadores”…”