Por Milad Doueihi *
“La noción de humanismo evoluciona con el tiempo, acompañando los descubrimientos cientíicos y las evoluciones políticas. En la era digital, las tecnologías multiplican las posibilidades de hibridación de las culturas, el advenimiento de la democracia y la emergencia de un humanismo universal.”
“El carácter mundial de las estructuras de comunicación y lo que se ha dado en llamar “sociedad de la información” invitan a los antropólogos a replantearse, al menos en parte, los conceptos y las categorías primordiales de su trabajo: las formas de intercambio y las maneras de tejer los vínculos sociales.
Para el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss [1908-2009], la antropología no es sólo una disciplina humanista, sino también el resultado de los movimientos humanistas que han marcado la historia y la evolución de las sociedades occidentales. Ya en 1956, en un documento redactado para la UNESCO,1 Lévi-Strauss, al concluir su análisis sobre las relaciones entre las ciencias y las ciencias sociales, identificaba tres humanismos:
el humanismo del Renacimiento, anclado en el redescubrimiento de los textos de la Antigüedad clásica;
el humanismo exótico, asociado al conocimiento de las culturas de Oriente y de Extremo Oriente;
y el humanismo democrático, el de la antropología que abarca todas las actividades de las sociedades humanas.
Señalemos que estos tres humanismos están ligados al descubrimiento de textos, de tradiciones orales o de expresiones culturales que abrieron nuevos campos de investigación y permitieron el desarrollo de nuevos métodos críticos y, en consecuencia, de nuevos conocimientos.
En el caso del humanismo del Renacimiento, el conocimiento de las lenguas griega y latina, el saber histórico y la crítica interna debilitaron la autoridad de una institución tan poderosa como la Iglesia.
En el caso del humanismo exótico, el encuentro de Occidente y Oriente favoreció el comparatismo y, con él, la aparición de nuevas ciencias y disciplinas, como la lingüística, por ejemplo.
En cuanto al humanismo que abraza el conjunto de las sociedades humanas, éste dio lugar, entre otros, al método estructural. Este método permitió, especialmente a Lévi-Strauss, observar el mundo en su conjunto y descubrir un orden subyacente a la diversidad de las formas de organización social y de las manifestaciones culturales.
Para el padre del estructuralismo, este orden era la marca del espíritu humano.
Recordemos igualmente que estos tres humanismos corresponden a evoluciones políticas:
el primero, aristócrata, porque se limita a un pequeño número de privilegiados;
el segundo, burgués, porque acompaña el desarrollo industrial de Occidente y,
el tercero, democrático, porque no excluye a nadie.
Es precisamente esta dimensión universal la que me invita a proponer, con toda modestia, un cuarto humanismo: el humanismo digital. d
El cuarto humanismo