Sobre la voracidad (en un texto de Fromm)

Compartiendo lecturas…

“… la gente desea no sólo lo necesario para sobrevivir, no sólo lo que proporciona la base material para vivir bien; mucha gente de nuestra cultura -y en períodos semejantes de la historia- es voraz, ávida de más comida, más bebida, más mujeres, más posesiones, más poder, más fama. 

Su avidez puede ser más de una de estas cosas que de otra; lo que es común a todos es el ser insaciables y nunca quedar satisfechos. La voracidad es una de las pasiones no instintivas más fuertes del hombre, y es a todas luces síntoma de mal funcionamiento psíquico, de vacío interior y de falta de interioridad.

Es una manifestación patológica de la falta de desarrollo, así como uno de los pecados capitales de la ética budista, la judía y la cristiana.

Unos cuantos ejemplos ilustrarán el carácter patológico de la voracidad: es bien sabido que el exceso en el comer, o gula, que es una forma de la voracidad, frecuentemente se debe a estados depresivos; o que las adquisiciones compulsivas son un intento de escapar a un humor depresivo.

El acto de comer o comprar es un acto simbólico de llenar un vacío interior para sobreponerse momentáneamente al sentimiento depresivo.

La voracidad es una pasión, vale decir: está cargada de energía y empuja sin cesar a una persona hacia la consecución de sus fines.

En nuestra cultura, la voracidad se refuerza grandemente con todas aquellas medidas que tienden a transformar a todo el mundo en consumidor. …”

Leído en: Antomía de la destructividad humana, Cap. 10, por E. Fromm, 1974. 

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