“Las mujeres se atan a sus maridos, a sus hijos. Los maridos a sus mujeres, a sus negocios. Todos nos atamos a los deseos y nuestro argumento y justificación es el amor. ¿Qué amor?
La realidad es que nos amamos a nosotros mismos, pero con un amor adulterado y raquítico que sólo abarca el yo, el ego.
Ni siquiera somos capaces de amarnos a nosotros mismos en libertad.
Entonces, ¿cómo vamos a amar a los demás, aunque sean nuestros esposos o nuestros hijos?
Nos hemos acostumbrado a la cárcel de lo viejo y preferimos dormir para no descubrir la libertad que supone lo nuevo.
Lo peor y más peligroso del que duerme es creer que está despierto y confundir sus sueños con la realidad.”
Otros: Amor, posesiones y apegos (Khalil Gibrán – Jiddu Krishnamurti)