Una guía… de las tantas que hay. De todas podemos aprender…
1. Desapego material. Los seres equilibrados espiritualmente no están aferrados a sus pertenencias materiales ya que no las necesitan para ser quiénes son, ni se valoran a través de ellas. Simplemente, las utilizan para vivir y pueden llegar a prescindir de todo lo que poseen sin que esto signifique un trastorno. La independencia y el afecto serán esenciales.
2. Desapego emocional. Quien tiene una vida interior lo suficientemente rica, no depende de otras personas para vivir. El verdadero amor, implica que los seres que se aman sean totalmente libres; por este motivo, alguien sano no desea aferrarse a sus afectos. El amor que siente no es posesivo, celoso, ni desconfiado, por el contrario, es generoso, respetuoso y libre.
3. Espontaneidad. La sencillez y la espontaneidad es sinónimo de salud interna. Esto responde a una certera y aguda intuición; este sexto sentido a flor de piel, tan propio de los seres iluminados se manifiesta sin esfuerzo, sin necesidad de recurrir a complejos procesos mentales.
4. Aceptación de lo diferente. Alguien de espíritu fuerte no intenta convercer a nadie de sus creencias. No adoctrina, no indica a nadie lo que se debe hacer, cómo se debe actuar o pensar. Respeta los tiempos y las convicciones ajenas.
5. Coherencia de sentimientos, pensamientos y actos. La salud espiritual responde a una perfecta coherencia entre estos tres aspectos.. Esto no implica, reprimir los pensamientos dañinos sino que éstos no tengan lugar.
6. Un ego débil. Quienes están en paz interna suelen trascender del “yo” (es decir, la identidad) ya que no buscan honores, aprobación, halagos ni reconocimiento público.
7. Pureza. La sana alimentación, la higiene, el ejercicio, la correcta respiración y también una “limpieza” de las emociones negativas son esenciales para la vida interior equilibrada.
8. Concentración y observación. La concentración y la profunda observación del mundo circundante son claves para alcanzar el bienestar espiritual. El espíritu permite entender todo, comprender todo, por eso no se aferra a conceptos establecidos, investiga y comprueba todo por sí mismo. No se deja influenciar.
9. Felicidad. Un espíritu sano posee profunda felicidad. Con mucho esfuerzo se puede lograr y se trata de un estado permanente, profundo e inmutable, aquel que conecta al hombre con la Divinidad universal.”
Leído en: Rev.Pred./1ª Quinc.Mzo.2013 /
Si te gusta lo visto o leído... Podés compartirlo!:
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...