Continuación:
“10. ECONOMÍA LOCAL (Swadeshi) significa desarrollar un sentido de lugar propio y amarlo. Todos tenemos un padre y una madre que nos han traído al mundo. De la misma forma, todos tenemos un sitio donde vivir. Ese sitio nos sustenta, y nosotros debemos sostenerlo a él. Un estado-nación puede tener un gobierno propio, comunidades autosuficientes, vecindarios, distritos, pueblos y bioregiones donde la gente alimenta sus vidas con los productos de sus propias localidades. Cuando todo el mundo su cuide sus parcelas de tierra, entonces todos los lugares estarán cuidados. Cuando prevalece una economía local, el pueblo obtiene un máximo beneficio de sus propios productos y ya no desea poseer ni controlar los recursos de otras localidades. No permiten que nada pueda dañar a sus gentes ni a su entorno. “No en mi terreno” es una formulación perfecta, ya que todo terreno es el terreno de alguien. Si todos están protegidos, ninguno será dañado.
Esto significa: manzanas locales, mantequilla local, verduras locales, queso local, artesanía local, industria local, comercios locales, escuelas locales, hospitales locales… productos y servicios locales antes que otros. El máximo poder económico y político, incluyendo el poder de decidir lo que se importa y se exporta de la comunidad local, está en manos del gobierno local. Durante miles de años, antes de la revolución industrial, el transporte en masa y la energía barata, los pueblos de todo el mundo vivían en relativa armonía con su entorno, fabricando sus ropas, alimentándose de la comida del lugar, cuidando del campo, construyendo hogares, templos e iglesias con materiales locales. Y aún así las ideas, culturas, artes y religiones se esparcieron por todo el planeta, creando una conciencia universal. Pensar globalmente y actuar localmente* se ha practicado durante miles de años.
Pero en los tiempos modernos las mentes se han cerrado mientras los mercados se han expandido. Cuando los productos y los servicios eran locales había libertad de movimiento y libertad para que viajaran las ideas. Era una situación mucho más sana y menos perjudicial para el entorno. Ahora los gobiernos imponen severas restricciones a la entrada de inmigrantes, pero en cambio permiten la exportación de sus productos a países donde también abundan. Por ejemplo, la mantequilla de Nueva Zelanda se comercializa en Inglaterra mientras la mantequilla Inglesa se amontona. El vino de California se exporta a Francia mientras este país no sabe qué hacer con sus reservas de vino. Los coches japoneses se imponen en el mercado americano mientras los suyos propios no se venden y permanecen aparcados ocupando una enorme cantidad de espacio. Mientras, el transporte de mantequilla, vino, coches y otros productos provoca la destrucción de la capa de ozono y el calentamiento global. ¿Quién, más que las grandes corporaciones, se beneficia de este movimiento masivo de productos? Las tiendas, industrias y negocios pequeños y locales tienen que cerrarse, mandando a los trabajadores al paro.
El Wuppertal Institute de Alemania formuló esta pregunta: ¿cuántas millas viaja un contenedor de yogur de fresas antes de llegar a la mesa de un hogar de Alemania? Descubrieron que el yogur, incluyendo su vasito de plástico, la etiqueta impresa, el azúcar, la leche y las fresas habían viajado once mil millas. Si aquel yogur fuera un producto local, no hubiera viajado en absoluto.
Una vez E. F. Schumacher me contó una anécdota. Observó un enorme camión que transportaba galletas de Manchester a Londres. Unos minutos más tarde observó otro camión transportando galletas de Londres a Manchester. Puesto que era economista, comenzó a calcular el beneficio económico que podía suponer transportar galletas de Manchester a Londres y viceversa. ¿Cuál podía ser? Si en Londres se deseara consumir una especialidad de galleta de Manchester, el fabricante podría enviar la receta a Londres por correo, o mandar a alguien a Londres para enseñarles el arte de hacer galletas. Schumacher no podía entender qué beneficio se obtenía por utilizar una flota de camiones, congestionando las autopistas, contaminando el aire y manteniendo a los conductores sentados durante horas día tras día en el mejor momento de sus vidas, al servicio de las galletas. Al final, desesperado, se dijo a sí mismo, “Oh!, bien, soy un mero economista y no un nutricionista. ¡Quizás el valor nutricional de esas galletas se incrementa con su transporte!”.
Schumacher no iba en contra del comercio. Era razonable que lo que sólo pudiera fabricarse en Manchester se intercambiara por algo que sólo pudiera fabricarse en Londres. Pero comerciar con productos idénticos no es sano para la economía. El comercio entre naciones y regiones debería ser mínimo.
Esta observación me la narró a principios de los 70, antes de que la globalización de la economía, el dominio de GATT y NAFTA y la obsesión por el comercio mundial fueran tan grandes. Ahora, bajo el régimen de la liberalización, las galletas se transportan desde Manchester a Moscú, desde Londres a Los Ángeles y de Tokio a Toronto.
Si la gente piensa que la economía global se basa en la racionalidad, ¡entonces debería hacerse mirar la cabeza! El comercio mundial es el sistema más irracional que se ha inventado. Todos pierden excepto las grandes corporaciones, y el medio ambiente sufre más que nadie. La globalización de la economía es simple y puro colonialismo, bajo una máscara de comercio libre, progreso, desarrollo, ciencia, tecnología, modernidad… la promesa de la utopía del mañana. Hoy existe un flujo neto de recursos y riquezas desde los países pobres del Sur hacia los países ricos del Norte.
La respuesta a la globalización es swadeshi. Todo lo que se produzca en una localidad debe usarse primero y básicamente por la gente del lugar. Cada comunidad local debería tener sus propios carpinteros, zapateros, albañiles, mecánicos, granjeros, ingenieros, profesores, doctores, banqueros, mercaderes, músicos, artistas y sacerdotes. En otras palabras, cada comunidad local debería ser un microcosmos en el macromundo.
El principio de swadeshi no va en contra de las ciudades, pero sí en contra de que se extiendan creando suburbios y megapolis. Si hubiera ciudades de uno o dos millones de habitantes, rodeadas de cinturones de vegetación y suficientes cantidades de tierra de cultivo y granjas, entonces Nueva York no dependería de la lechuga importada de California y Londres no dependería de las patatas importadas de Egipto.
Swadeshi no se refiere a la autosuficiencia personal o familiar, sino a la autosuficiencia de la bioregión. Junto con el principio de trabajo manual, la economía debería basarse en modos de producción descentralizados, caseros y artesanos, no centralizados y mecanizados. En otras palabras, producción por las masas en lugar de producción en masa.
La producción en masa se refiere al producto, mientras que la producción por las masas tiene que ver con el producto, el productor y con el procedimiento. El sistema industrial depende de estructuras impersonales, alienantes y destructoras, mientras que los métodos de producción a pequeña escala fomentan las relaciones humanas y el respeto por el vecino. La gente cuida de los demás, de los animales, de la tierra y del bosque. Una economía sana es una economía local, y una economía local es una economía sana.
Los campeones de la globalización son los Estados Unidos y Europa Occidental. Dicen practicar la democracia, pero democracia y economía global son contradictorias. Las industrias trabajan de forma anónima. Su poder y riqueza es tal, que muchas naciones pequeñas y pobres, por no mencionar comunidades locales, no son capaces de sobrevivir. Las multinacionales pueden utilizar su fuerza y su dinero para sobornar a funcionarios; pueden contratar a buenos abogados para que interpreten las leyes en su favor; pueden gastar enormes sumas de dinero en recibir e impresionar a políticos, y pueden utilizar su ingenio para derrotar a cualquier contrario.
Si las compañías fuesen pequeñas y locales trabajarían con el apoyo local, según la cultura local y la contabilidad local. Estarían obligados a servir a la comunidad local puesto que obtendrían un beneficio de ella. La ética y la economía irían a la par. Habría más posibilidad de implementar la triple línea de base – el provecho financiero sería necesario para cuadrar con la responsabilidad local y la sostenibilidad medioambiental. Dentro de la economía local el provecho tiene su sitio, pero no se sale de él. En la matriz de la sociedad, el provecho, la cultura, la naturaleza y la espiritualidad completan el cuadro.”
De: Satish Kumar. Vía: GeoMente
(Continuará)
*“… (Think Global, Act Local) ha sido utilizada en contextos variados, desde la política a la planificación urbanística, el medio ambiente o los negocios.” (Wikipedia)