Desde el exquisito blog fragmentsdevida…
En el cajón de la mesita, junto a la cama, conviven objetos condenados a una existencia bajo un féretro del que sólo algunas tardes abúlicas de domingo son momentáneamente rescatados.
En este reducido espacio fraternizan los preservativos de sabores, los de sensibilidad máxima y los que aseguran gran confort junto a agendas olvidadas, joyas devaluadas y carnets de lugares cerrados; el del videoclub acuciado por las descargas y con la misma angustia que atenazó antes la sala de cine del barrio o el del sindicato con el que las discrepancias fueron a mayores o el carnet de la biblioteca pública que por insuficiencia presupuestaria dejó a los lectores con la novela inconclusa.
Y los relojes, todos los relojes que un día funcionaron. Todos detenidos en el tiempo. El de mi padre que fue de su padre y que le dio el suyo, atesorado por varias generaciones y que señala el…
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