Debate sobre la maternidad subrogada

(vía Página 12/Miradas diversas para una discusión pendiente)

Mónica Tarducci, Antropóloga UBA/Unsam
Perpetúa desigualdades

gestar“El campo de las llamadas técnicas de reproducción asistida reaviva viejas discusiones y nos enfrenta a nuevas problemáticas. Se debate la persistencia del mandato de la maternidad, los límites entre naturaleza y cultura, la medicalización adicional de los cuerpos de las mujeres, la comercialización del proceso reproductivo, así como su uso potencial para fines eugenésicos, entre otros. Las feministas siempre estuvieron alertas a estas cuestiones, así como a la carga de responsabilidad sobre los individuos en los problemas de la infertilidad (fundamentalmente las mujeres) en vez de revisar las cuestiones ecológicas y sociales. Por ejemplo, la zona con mayores problemas para concretar la gravidez es el centro y sur de Africa y tiene que ver con infecciones no curadas del tracto reproductivo.

En general se habla mucho de la necesidad de quienes quieren formar una familia, sobre todo cuando están en discusión reformas legislativas, pero muy poco de las mujeres que sirven como gestantes, que sería la parte vergonzante de la felicidad ajena. Hay quienes sostienen que puede ser una manera en que esas mujeres ganen autonomía al poder disponer de un ingreso importante de dinero. Pero también algunas investigaciones nos alertan acerca de mujeres muy pobres reclutadas como gestantes de manera similar a formas de servidumbre doméstica que sufren como empleadas del hogar y niñeras. Es una transacción por dinero que los fluidos intercambios de la globalización facilitan y que refleja y perpetúa las profundas desigualdades de género, clase, raza y nacionalidad presentes en el mundo contemporáneo”.

Susana E. Sommer,  Bióloga, autora de Según pasan los años (Capital Intelectual)
Lo posible y lo lícito

“Hace más de 20 años, escribí mi primer libro, De la cigüeña a la probeta, y ya entonces pensaba que el avance científico-tecnológico implica desarrollos técnicos que nos remiten a la pregunta: ‘¿Es lícito hacer todo lo que es técnicamente posible?’. A veces el lenguaje hace hincapié en autonomía, elección y libertad. Suponer que es una buena elección, porque permite acceder a techo, comida, educación y salud, oscurece la injusticia de que esta sea la forma de acceder a derechos básicos fundamentales. De hecho, es una estrategia de sobrevivencia. Parejas de Europa o Estados Unidos en buena situación económica viajan a clínicas de fertilidad a países como la India, donde los salarios son bajos, los médicos son buenos, hablan inglés y el gobierno estimula el turismo médico. Muchas mujeres encuentran así una forma de acceder a dinero y educación para sus hijos, con embarazos más cuidados y controlados que los propios.

Algunos autores sólo cuestionan la sustitución si ésta es retribuida económicamente, mientras que la aceptan cuando es gratuita. Sin embargo, en ambos casos está involucrada una mujer que se hace cargo durante nueve meses de la gestación y se entiende que esta mujer decide libremente sobre el uso de su cuerpo y muchas veces son argumentos análogos a los usados para legalizar la prostitución. Por otra parte, tanto en los casos altruistas como pagos, no se imaginan eventuales complicaciones, tanto en la salud del bebé, como de la madre portadora ni cómo se resolverán. Tampoco son parte del debate los sentimientos y consecuencias sobre la salud psíquica y mental de las mujeres involucradas”.

Más miradas en: Miradas diversas para una discusión pendiente  (allí,  la visión altruista y la comercial, y sobre el peligro del «vacío legal»).

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