Navegando ríos interiores…
«No se puede cruzar dos veces un mismo río».
Hace un año que cruce un río contaminado, lleno de suciedad, del que no se podía ver el fondo. Era un río del que era irremediable que, al cruzarlo, te manchases de alguna forma u otra. Un río en el que te tenías que dejar una parte de ti para cruzarle.
Ahora, un año después, el mismo río tiene el agua más clara que jamás haya visto. Agua más clara que el cristal, en el que puedo ver reflejada mi alma, sin suciedad, sin temor, sin angustia.
Después de un año puedo decir que he vuelo a cruzar el mismo río, aunque nunca volverá a ser el mismo que cruce aquella primera vez.