Qué tierno! Por cierto, Rubén, qué bueno el poder conservar una mirada esperanzada. Te mando un abrazo, NORMA (PD: Subes tantos textos que no consigo ponerme al día!)
Gabriela Araujo
He decidido hacer justicia. Voy a robarme el tiempo. Las primeras dificultades ya fueron superadas: descubrir dónde guardan la máquina del tiempo, averiguar cuándo y cómo ingresar a ese lugar y, lo más complicado, aprender a manejarla. El mayor desafío fue ganarme la confianza del viejo que manipula el tiempo y aprender qué botones tocar. Obviamente, no me dijo todo. Pero lo que me ocultó lo encontré en Google. Sé que el plan es perfecto. Lo más acertado es no robar todo el tiempo de golpe. Robar de a poco: 3 o 4 minutos por día, para que nadie lo note. Hoy logré la primera meta. Entré una vez más a la oficina del viejo. Moví con precisión los botoncitos del aparato y retrasé 20 minutos el toque del timbre del recreo. Todos parecen más felices. Inclusive las maestras. Ya estoy más cerca de que la hora del…
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