(vía Página/12/Psicología)*
«… –En tiempos anteriores al primado de la razón se hablaba de sueños premonitorios. ¿El psicoanálisis le quitó al sueño ese oscurantismo que tenía en tiempos medievales?
–¿Por qué soñamos? ¿Qué nos dicen nuestros sueños? El soñar es un fenómeno que interroga al hombre desde siempre. Lo cierto es que corroboramos que casi no hay civilización ni cultura que no tenga o no haya tenido una teoría sobre los sueños.
Durante la antigüedad, el sueño recibió una significación profética. Abundan los ejemplos en el antiguo testamento pero también están presentes en Virgilio, Homero, Aristóteles y Platón. Durante las campañas militares, Alejandro Magno podía llegar a decidir si atacar o no una ciudad en función de lo que sus intérpretes predecían a partir de sus sueños. La función profética y oracular de los sueños era preeminente en la antigüedad.
Durante el medioevo, los sueños adquirieron una significación sobrenatural, un espacio de conexión con los poderes del más allá, una visita de origen diabólico, como lo muestra la palabra “incubus” en latín, que designaba también a las pesadillas. Durante el siglo XIV y hasta el XVI la palabra “incubo” (o súcubo) designó a las pesadillas, basada en la creencia medieval según la cual un demonio masculino abusaba de una mujer durante el sueño.
Vemos cómo a partir del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX, el sueño se volvió un objeto para la ciencia, que en contraposición a las antiguas teorías, le quitó todo valor simbólico. En una reacción exacerbada, la ciencia de principios del siglo XIX sólo le otorgó un valor somático cerrando las puertas al inconsciente y a la interpretación.
Freud es heredero de su época y, si bien le quitó al sueño ese oscurantismo que tenía en tiempos medievales, no lo hizo al precio del cierre del inconsciente. Vio en el sueño un medio, una “vía real” a su acceso...»
Fragmento de: El sueño y sus interrogantes – Por Oscar Ranzani – 23 de julio de 2020 – Entrevista a la psicoanalista argentina Carolina Koretzky.
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