Me he pasado un rato agradable leyendo esta historia acerca de una muchacha de estos tiempos y su relación con su celular… o con ella misma…
“La superficialidad no es una ilusión que
aspira a ser verdad. La superficialidad es una mentira
que a la luz de la verdad se convierte en una cuchilla”.
Anónimo Pensador
Comienza una semana como comienzan todas para Ana. Despierta envuelta en su delicado pijama de lino rosa y enciende su teléfono. Una sucesión de avisos y mensajes enloquece al aparato, iluminando el rostro liso de la joven. Contesta con una ráfaga veloz de clicks a las notificaciones procedentes de las redes sociales y con una aleatoria elección de emoticonos a los mensajes personales salvo a los de Ramón, al que, generosa, le dedica dos de ellos. En su fuero interno, Ana se siente satisfecha y sonríe.
Se encierra en el aseo durante una hora para someterse a una ducha, sesiones de cremas, alisado de pelo, maquillaje y perfume. Entre tanto, se ha enfundado en un vestido verde ajustado…
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Muchas gracias por compartir el texto. Se escribió hace unos años, pero creo que su protagonista sigue viviendo dentro y fuera de las pantallas. Un abrazo fuerte, compañera. Adelante!
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Graciaaas a vos! Un saludo cordial, NORMA LUZ.
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