De smiles y de máscaras

Leyendo unas bellas revistas que me obsequió una amiga… comparto un fragmento:

mascara-teatro“Las máscaras de la tragedia y de la comedia están definidas, apenas, por la dirección de una curva. En la sonrisa, las comisuras se elevan. En el llanto, descienden. Tal vez, sea ése el origen. Quizá no.

Pero el hecho es que, desde los mismos orígenes de la cultura, los dioses estuvieron en el cielo y los muertos en las profundidades, hubo altos y bajos designios, ascender fue bueno y descender lo contrario, y las alturas se asociaron con lo espiritual, lo puro y lo ideal, mientras que lo terreno, lo impuro e incluso lo despreciable fueron colocados debajo.

Sopranos ligeras y bajos profundos marcan, también, un territorio de asociaciones que, por lo menos desde los comienzos de la escritura musical hasta la actual música de cine, rigieron una manera de concebir el sonido. Una manera que se cristalizó a lo largo del Renacimiento y se legalizó en el Barroco, y cuyas implicaciones sobrevivieron ampliamente a la teoría que le había dado una justificación inicial.

La concepción según la cual los humores habitaban en los líquidos del cuerpo y eran sensibles a los distintos estímulos caducó en poco tiempo.

La idea de que los agudos y los movimientos melódicos ascendentes representaban alegría, felicidad, espiritualidad, el bien, y que lo grave se relacionaba con la muerte, la melancolía (causa de todos los males para la ciencia medieval) y lo mundano contrapuesto a lo divino aún persiste. …”

(Después el autor habla de la utilización especial que, de los instrumentos, hizo Monteverdi, en la ópera D’Orfeo)

Leído en: la Revista Teatro Colón (2001), dossier L’Orfeo, Los instrumentos de la pasión, por Diego Fischerman, pag. 51.