Niña ofrece recompensa para hallar a ‘BB Jaguar’, peluche que tiene desde que era bebé – Rodrigo Neria Cano – vía YahooEstiloDeVida

Al entrar a la cuenta de email en Yahoo, leí esta noticia tan tierna…

vie, 24 de septiembre de 2021 8:31 p. m.

Miranda, una niña de 7 años de la Ciudad de México, realizó un cartel para localizar a un muñeco de peluche llamado ‘BB Jaguar’, el cual perdió cuando acudió con su familia a una sala cinematográfica de un centro comercial ubicado en la colonia Magdalena de las Salinas, de la alcaldía Gustavo A. Madero, en la Ciudad de México.

Fue en Facebook donde una mujer llamada Mayte Garcia contó un poco de lo que había pasado: «ya fuimos al cine y no lo encontraron, solicito todo su apoyo para recuperarlo, el valor de este pequeño peluche es, sentimentalmente hablando, invaluable. Por favor ayúdenos. Miranda está muy triste. Lo perdimos en la plaza Encuentro Fortuna, si alguien lo encontró por favor regrésenlo».

Junto al mensaje hay una foto del cartel que realizó la pequeña en el que hay una foto del muñeco y se lee: «el viernes 20 de septiembre de 2021 fui al cine en plaza Encuentro Fortuna, llevé conmigo a mi peluche que tengo desde que soy bebé, tenía 3 años cuando me lo dieron».

En una entrevista que Miranda dio a El Universal, dijo que el muñeco es muy importante para ella porque no tiene hermanos, así que juega, platica y le cuenta todo a ‘BB Jaguar’….

Sigue en:
espanol.yahoo.com/vida-estilo/nina-ofrece-recompensa-para-hallar-a-bb-jaguar-peluche-que-tiene-desde-que-era-bebe-233113690.html
Foto: vía Yahoo y Facebook.

Las consecuencias de un Papá Noel que vigila y castiga (vía Página 12)

Las situaciones de chicos amenazados o sancionados a la hora del arbolito son más frecuentes que lo imaginable en esta era. El impacto que genera en la psiquis del niño un episodio de ese tipo; el lugar en el que se ponen los padres.

Por Marcela Altschul

19 de diciembre de 2019

«No dar regalos de Navidad como sanción al niño que «se portó mal»

Alejandro cuenta que a sus 6 años se portaba tan mal que, para Navidad, al abrir una gran caja de regalo, se encontró con que Papá Noel le había dejado un chorizo como único regalo. Sus tíos y primos se rieron de la sorpresa, y él comprendió que se lo merecía por lo malo que era.

Esta escena no puede menos que generar perplejidad. El primer impacto resulta de escuchar que el niño lo relata en tono de acuerdo, justificando el castigo recibido. A esa edad difícilmente pueda cuestionar el accionar de sus padres, ante lo cual, se tiende a desmentir el enojo, dolor y vergüenza, y siendo leales a sus padres, asumen que se lo merecen por ser malos. Porque a esa edad, generalmente, se considera quien hace cosas malas, es malo.

Situaciones similares son relatadas por muchos más niños de los que uno imaginaría en el siglo XXI. La amenaza de que Papá Noel, los Reyes Magos o el Conejo de Pascuas los vigilan y sancionarán si no se portan bien, sigue siendo un recurso vigente en muchas familias.

Estos castigos resultan aún más impactantes al tratarse de escenas que se despliegan frente a otros adultos y niños que, en ese mismo momento, sí recibirán regalos. Quedan expuestos a veces ante la risa de algunos, al ver la ocurrencia de los padres, que se escudan tras un supuesto Papá Noel que juzgó y sentenció al niño.

De más está decir que ninguna acción de esta naturaleza genera límites ni resultan intervenciones educativas, sino que producen vergüenza, inhibición y hostilidad, que, en función de cada niño, se volverá contra él mismo o será dirigida a otros.

En estas escenas preponderá un grado de hostilidad que linda con un abuso de poder demoledor en el psiquismo de un niño. Sea cual fuera la intención, la acción resulta de una crueldad contundente.

El psicoanalista argentino Fernando Ulloa planteaba que el desarrollo de la crueldad tiene como antecedente, en la constitución inicial del sujeto, la falencia de la ternura como primer anidamiento, como primer amparo que recibe el recién nacido. No es éste el único origen del futuro despliegue de la crueldad, ya que serán necesarios dispositivos socioculturales posteriores que, o bien no reparen ese origen fallido de la subjetividad, o lo acrecienten.

Muchos padres probablemente hayan desplegado acciones similares por carecer de recursos, lo cual probablemente se vincularía con los avatares de su propia infancia. Si así fuera, bienvenida una instancia de reflexión para poder modificarlo y reparar su propia historia, adoptando una modalidad diferente a la que padecieron como niños, con sus propios hijos.

La autoridad delegada

Otra faceta a pensar en relación a estas situaciones radica en la complejidad que subyace al concepto de autoridad. Si fuera Papá Noel quien evaluó y decidió sancionar al niño, ¿en qué lugar quedan los padres frente al niño?

Si miramos la situación desde la perspectiva infantil, podríamos pensar que los padres tampoco hicieron su tarea como era esperado y por ello otro tuvo que venir a poner orden, sancionándolo.

Al delegar los padres la toma de decisión en un tercero, evaden la responsabilidad. Resulta “más cómodo” decir que fue otro el que consideró que el niño no merecía regalo alguno. Si la figura de crianza no está en condiciones de fijar pautas y tomar decisiones, será muy difícil que se constituya en alguien digno de confianza para el pequeño.

Apelar a otros como portadores de la ley y el orden, seguramente resulte más cómodo y, al generar miedo, podría parecer efectivo, pero sólo lo será en apariencia y a corto plazo, aunque no será gratuito a nivel vincular ni en el contexto del desarrollo infantil.

Cuando un niño cuenta con los recursos necesarios y algo de estas actitudes los interpela, no les cierra, buscan ámbitos de confianza donde relatar lo padecido. Afortunadamente, a estos niños que comparten la inquietud, el maltrato los interpela. No están dispuestos a naturalizarlo aunque frente a otros adultos se muestren obedientes, asumiendo que su lugar en la familia, y en el mundo, sea ser malo.

Retomando el concepto de crueldad, Ulloa hablaba de la ternura como su opuesto. En las situaciones de las que estamos hablando, ante el enojo de padres fastidiados por niños que se portan mal, se nos plantea este contraste.

Afortunadamente, son muchos los adultos que, ante dificultades similares durante el proceso de crianza, abordan el conflicto desde la ternura. Esta diferencia, fundada en el buen trato, escucha y afecto, abrirá el camino para que los niños puedan transitar el conflicto como oportunidad de desarrollo.

Cuando deseamos que un niño logre modificar actitudes, el primer paso consiste en donarle esa capacidad. Mostrarle que nosotros sabemos que es capaz de generar algo diferente. Que él merece recibir apoyo ante su padecimiento, ser querido, escuchado, mirado por quién es, no por cómo se porta. Merece recibir ayuda, no ser sancionado y castigado.

El desarrollo infantil implica procesos sumamente complejos, no reducibles a un esquema de estímulo-respuesta, castigo-obediencia. En este caso, si los signamos como malos, responderán con lealtad a la imagen que le transmitimos.

La hostilidad desplegada por las figuras de crianza desautoriza, genera miedo, inhibiciones o desafíos, pero nunca dará lugar a nada positivo. Una figura que amenaza no es digna de confianza y a mediano plazo genera bronca, rechazo, cuando no odio.

La crueldad no tiene nada que ver con la puesta de límites. Sólo dificulta la crianza y los vínculos.»

Marcela Altschul es licenciada en Psicopedagogía y psicoanalista. Directora de Entramar, espacio de capacitación.

Leído en: https://www.pagina12.com.ar/237298-no-dar-regalos-de-navidad-como-sancion-al-nino-que-se-porto-

Cosas que los niños deben aprender en casa, y no en el cole (vía imageneseducativas)

Me gustó, lo comparto

«by ACRBIO · 23 abril, 2019

Aquí os dejo unas enseñanzas de José Múgica, expresidente de Uruguay, que me parecen bastante atinadas.

“En la casa se aprende a: saludar, dar las gracias, ser limpio, ser honesto, ser puntual, ser correcto, hablar bien, no decir groserías, respetar a los semejantes, ser solidarios, comer con la boca cerrada, no robar, no mentir, cuidar la propiedad y la propiedad ajena, ser organizado.

En la escuela se aprende: Matemáticas, castellano, ciencias, estudios sociales, inglés, geometría, y se refuerzan los valores que los padres y madres han inculcado a los hijos”.

Normas sociales

En la hora de comer, hay que sentarse en la mesa
Si tienes que decir algo utiliza un tono de voz adecuado
Cumplir las nomas de seguridad, como ponerse el cinturón en el coche
Tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen a uno mismo siendo amable y respetuoso
Cumplir los horarios de casa, por ejemplo, volver a la hora acordada
Tratar a los demás sin agresividad, sin pegar ni gritar
No exigir cosas para comprar que no sean necesarias
Esperar el turno de palabra antes de hablar
Ser educado y cordial siempre
Pedir permiso antes de coger cualquier objeto ajeno
Saludar y despedirse siempre
Dar las gracias y ser agradecido
Compartir con los demás
Escuchar con atención cuando te hablen
Si te equivocas y haces daño a alguien, pedir disculpas

Buenos modales en la mesa

Lavarse las manos antes de las comidas.
Sentarse con la espalda recta.
No colocar los codos sobre la mesa.
Colocarse la servilleta de manera adecuada sobre nuestro regazo.
Tomar la comida completa antes de repetir.
Colocarse correctamente aprovechando los espacios y sillas libres.
Arrimarse a la mesa con cuidado, sin arrastrar con fuerza la silla.
Servir la bebida antes de empezar.
Ayudar a poner la mesa y también ofrecerse para recogerla al final.
No comenzar hasta que todas las personas que están con nosotros tengan su plato servido.
Si hay aperitivos, no coger el primero, esperar a que los demás escojan antes.
No coger el último aperitivo que queda en una bandeja sin ofrecérselo a alguien.
Masticar con la boca cerrada y no hablar con la boca llena.
No hacer ruido al masticar.
No sorber la sopa.
No jugar con los cubiertos.
No empujar con los dedos, sino con un trocito de pan.

Normas de comportamiento

A ayudar con las tareas domésticas.
A no llevarse ninguna cosa de los demás, a pedir las cosas con permiso.
A respetar las normas y las costumbres de otros.
A cuidar las cosas (las suyas y las de los demás).
A ser organizado y recoger las cosas que utiliza.

Valores 

Amabilidad:
ser cariñoso y gentil con uno mismo y con los demás. La mejor manera de enseñarles esto, es a través del ejemplo que los padres mostramos a diario. Dar gracias frente a los halagos o préstamos, compartir juguetes con los compañeros y mostrar afecto hacia los amigos serían algunos métodos.
Respeto a la diversidad: todos somos iguales independientemente de la apariencia física, el color de la piel o las costumbres que tengamos. Debemos mostrar a nuestros hijos una cultura sana y abierta, donde la comprensión y la solidaridad vayan de la mano. Leer cuentos sobre otras culturas, viajar a lugares distintos o llevarlos a campamentos de verano, serían actividades muy recomendables para su fomento.
Obediencia: todo el mundo necesita ceñirse a una serie de normas que distinguen lo autorizado de lo que no. Una forma de enseñar a los niños este valor es explicarles el por qué de las órdenes.
Amor a la naturaleza: la mejor manera para que los pequeños aprendan este amor es enriquecer sus vivencias, planificar actividades al aire libre, ya sea en montaña, campo o playa. Fomentar que ellos mismos pregunten cómo cuidar su entorno les ayudará a afianzar este amor.

Amistad:
es uno de los valores más importantes, el que más falta nos hará a lo largo de toda nuestra vida. Por ello, debemos hacer hincapié en crear y fortalecer las relaciones sociales de nuestros hijos. Invitando a los amiguitos a casa, fomentando el compañerismo en clase y en el parque, estaremos ayudando a su desarrollo.

Tolerancia:
debemos enseñar a nuestros hijos que es muy importante escuchar a los demás, intercambiar ideas sin peleas, y respetar cualquier opinión aunque no la compartamos.

Perseverancia:
es muy importante enseñar a los hijos a levantarse si algo no les sale bien y a volver a realizarlo tantas veces como sea necesario para conseguir el objetivo.

Respeto al bien común:
debemos enseñar a nuestros hijos el valor de las cosas. Es importante enseñarles a cuidar su entorno: respetar parques, usar papeleras, etc. Pero también, hay que explicarles el cuidado a los objetos.»

Leído enhttps://www.imageneseducativas.com/cosas-que-los-ninos-deben-aprender-en-casa-y-no-en-el-cole/

(no figura la fuente-origen)

Día internacional contra el maltrato infantil

24 de abril de 2019
Opinión – El Día contra el Maltrato Infantil – Por Yael Bendel*

«Hoy se conmemora el Día Internacional Contra el Maltrato Infantil, una fecha que nos invita a reflexionar acerca de la tarea diaria que llevamos adelante y también de aquellos desafíos pendientes que contribuyen a identificar y prevenir las múltiples violencias que padecen niñas, niños y adolescentes.

A diferencia de otros delitos, las estadísticas no dan cuenta de la dimensión de esta problemática dado que no es fácilmente cuantificable. Entre otros factores, debido a que las denuncias pueden ingresar y ser abordadas por distintos canales, efectores y dispositivos o por tratarse de distintos tipos de violencias, donde las víctimas pueden ser directas o indirectas. Y en este sentido, sostenemos que la principal dificultad para abordar este flagelo radica en aquellas violencias que aún no fueron denunciadas y permanecen invisibilizadas.

Cuando dialogamos e intercambiamos experiencias con las distintas instituciones que trabajan con niñas, niños y adolescentes, hay datos que nos interpelan y nos obligan a estar alertas, a trabajar mancomunadamente para proteger y hacer respetar sus derechos.

De acuerdo con los datos que brinda la Organización Mundial de la Salud, una de cada cinco mujeres y uno de cada trece hombres recién al llegar a su adultez pueden relatar haber sido víctimas de abuso en la infancia. Esto da cuenta de lo difícil y doloroso que es para las niñas, niños y adolescentes atravesar y poder denunciar este grave delito.

A su vez, el 80 por ciento de los maltratos relevados son perpetrados por conocidos o familiares de las víctimas, es decir: ocurren intramuros.

Ante esta grave problemática debemos tener un compromiso insoslayable que involucre a toda la comunidad y sea constante. Y también requiere, por parte de los organismos que protegemos los derechos de los niños, un trabajo sistemático y sostenido. Profundizando y mejorando día a día los abordajes que permitan prevenir y erradicar las violencias contra niñas niños y adolescentes.

Siempre hay señales, hay indicadores, solo tenemos que poder identificarlos. Y para ello es esencial concientizarnos, formarnos, conocer las instituciones que protegen sus derechos y fomentar, ante cualquier sospecha de violencia, la denuncia.

La denuncia puede ser anónima. La denuncia pone en marcha todo el sistema integral de protección de derechos de la infancia y adolescencia. Y es tan vital, que puede rescatar a la víctima de su círculo de violencia.

Hace pocos días una joven estudiante pudo denunciar, once años después de terminar su escuela secundaria, los abusos sexuales sufridos durante un viaje estudiantil por parte de un coordinador. También, otro hombre de 39 años denunció que durante varios años en su infancia fue abusado por un hombre reconocido en la comunidad y cercano a su familia y dio testimonio de su padecimiento.

En ambos casos, como sucede con tantas otras víctimas, el mismo patrón se repite: una persona cercana a su círculo de vida, la vergüenza, el sentimiento de culpa, la depresión. Sin embargo, para estos jóvenes ha sido liberador poder visibilizar ese dolor, entender que hay personas e instituciones dispuestas a escucharlos.

Al final del reportaje, el joven de 39 años dijo: “Padecí mucho el miedo a que lo sepan, es un miedo que esclaviza. Desde lo discursivo, todo el mundo se preocupa y condena cuando se habla de abusos sexuales en la infancia, pero en la práctica real, subsiste esa cultura que lo silencia” .

La prevención y la denuncia siguen siendo las herramientas fundamentales para visibilizar y erradicar las violencias hacia los niños. Son poderosas y están en nuestras manos.

Yael Bendel -Asesora General Tutelar (CABA).

Leído en: https://www.pagina12.com.ar/189581-el-dia-contra-el-maltrato-infantil

Relacionado: Día internacional contra la esclavitud infantil

Historia de la infancia

Por aquí fue el Día del Niño

por Teoría de la historia

«Ser niño en una sociedad occidental del siglo XX es gozar de un destino privilegiado, que a veces no calibramos debidamente. Es tener una garantía casi total de sobrevivir, de ser suficientemente alimentado, de no ser maltratado. Garantía inexistente en otras épocas históricas: si usted hubiera nacido en el siglo V, hubiera podido estar casi seguro de ser asesinado, abandonado o vendido por sus padres; si se hubiera criado en un monasterio de la Edad Media, le habrían pegado día y noche; si sus padres hubieran sido parisinos del XVIII, hubiera probablemente muerto sin verlos, en algún pueblo alejado, a manos de una nodriza exhausta, demasiado ocupada para prestarle atención.

Las dificultades de nuestra vida cotidiana han suscitado una tendencia romántica de idealización del pasado, en el que, supuestamente, la humanidad se hallaba más cerca de la naturaleza y de la naturalidad. Es evidente, sin embargo, que esta idealización se sustenta en un desconocimiento total de las formas de la vida social vigentes en otros siglos, y creo que debemos felicitarnos de que las ciencias sociales estén realizando una tarea de reconstrucción de estas formas, que nos permita restablecer la evolución real de la vida social.

Hay que recuperar este contenido perdido, francamente tenebroso, de la historia de la cotidianidad para juzgar con cierta equidad nuestro tiempo, y darnos cuenta del desastre individual y colectivo que supondría toda vuelta a las formas sociales del pasado.

El libro de Lloyd deMause se inscribe en esta línea de reconstrucción de una historia mal documentada. Los análisis sobre las relaciones entre padres e hijos y entre adultos y jóvenes han tenido ya cierta difusión, sobre todo a partir de la obra de Philippe Ariès, cuyas contundentes tesis han suscitado abundante polémica. A la luz de los trabajos posteriores, hay que admitir una cierta precipitación en las conclusiones de Ariès: la reconstrucción histórica de este tema es aún demasiado incipiente para que sea posible formular juicios rotundos sobre él.

Esta historia de la infancia que … se publica en español -y cuya edición americana está fechada en 1974- consta de una serie de monografías en las que se emprende la tarea de reconstrucción sistemática de los usos y costumbres que han presidido el nacimiento, la lactancia y la primera educación en distintas zonas y épocas, desde fines del período romano hasta la Europa del siglo XIX. Tarea difícil, puesto que hay que rastrear tales usos en obras literarias, memorias, ilustraciones, estelas funerarias, fábulas, es decir, en cualquier material cultural que, por azar, haya conservado la referencia a lo cotidiano, considerado demasiado obvio e intrascendente para ser digno de atención.

El resultado es un relato aún fragmentario, pero sumamente prometedor; para las épocas más recientes va surgiendo ya la osatura de las relaciones sociales, mientras que para las más antiguas emergen únicamente informaciones desligadas, signos de un paisaje aún por conocer. Menos convincente que tales monografías es el ensayo teórico que las precede, en el que se intenta una teorización de la evolución de la infancia. Como señalaba en relación a Ariès, esta teorización es aún prematura: los mismos materiales históricos presentados tienden a mostrar que sería falsa una lectura lineal, demasiado transparente, de la historia de la infancia. Habrá que acumular muchos materiales empíricos antes de poder lanzarse a esta síntesis con ciertas garantías de éxito.

Más allá de las limitaciones señaladas, sin embargo, esta historia de la infancia es un documento impresionante, una extraordinaria fuente de reflexión sobre las contradictorias relaciones entre naturaleza y sociedad, sobre la evolución de los valores y de las formas de la sensibilidad. La negación del cuerpo, y del cuerpo del niño, en concreto, ha sido constante a través de una serie de épocas aparentemente menos artificiales que la nuestra. El amor paterno y materno, que solemos considerar como un hecho natural e instintivo, se revela, como había ya señalado Élisabeth Badinter, como un sentimiento incierto y frágil, un auténtico lujo de ciertas sociedades. La indiferencia ante la muerte del niño ha sido la actitud más frecuente en el pasado, etcétera. He aquí pues un documento impresionante y francamente útil para hacer saltar una visión sentimental y demagógica de la historia de la humanidad.»

[Marina SUBIRATS. “Un tenebroso continente perdido”, in La Vanguardia (Barcelona), 15 de julio de 1982, p. 39]

Leído en: Blog TEORÍA DE LA HISTORIA – PROF. ANDRÉS G. FREIJOMIL

http://introduccionalahistoriajvg.wordpress.com/2015/10/25/historia-de-la-infancia-1974/

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