Poemas de mis cuadernos de la primaria…
“Van enojados por el cielo
el viento, el frío y la humedad;
nubes enormes ya se encrespan,
algo muy serio va a pasar.
Duro silencio, calma oscura,
de pronto todo estalla ya.
Trémulo el rayo con su espada
saca el relámpago a brillar
el trueno ruge intermitente
y el cielo entero a tumbos va,
el viento rápido jadea,
levanta hinchando todo el mar;
la humedad triste y más callada
se ha desmayado por allá;
solloza el agua, se exaspera,
llora de pena un gran caudad;
se esconde el frío en la neblina,
todo ya es duda y ansiedad…
Con cuentos de hadas, un niñito
pronto los va a reconciliar.”
De: mi cuaderno de 4to. grado – Escuela Nº 25 /República de Guatemala /Barrio Caballito/ Buenos Aires Ciudad – Año 1969 – Maestra: Sra. Estrella P. de Álvarez (por si pasa por aquí alguien de allí, o de aquellos tiempos)
Nota: Foto: en las búsquedas en Google Images no figura el autor.
Mario Bilette, no lo encuentro en la web. Así que me disculpan si hubiere un error, considerando que lo copié de un viejo cuaderno escolar. Lo que sí encuentro son otros poemas titulados “Tormenta” como este otro, que me encantó:
“Cuando el agua esperábamos ansiosos,
una nube de polvo cubrió el cielo.
Fue inútil cerrar puertas y ventanas:
nos invadió los hondos aposentos,
cubrió maderas, apagó cristales,
cayó sobre mis libros y cuadernos,
fue crujido gris entre los dientes
y ceniza fugaz en los cabellos.
El limpio patio se llenó de tierra,
de hojas, de plumas, de papeles viejos,
cantaron el vuelo unas palomas
y se encrespó ruidoso el gallinero.
¡Qué lástima me dio la madreselva
zarandeada, rota, por el viento,
y mi sillón de voluptuosos mimbres
derribado de bruces en el suelo!
Pero brilló un relámpago de pronto,
estalló un largo trueno,
y veraniegas, numulares gotas
se abrieron paso por el sucio velo.
Y en seguida la lluvia
empezó a resonar sobre los techos.
Fue entonces un cerrar y abrir de puertas,
un respirar con los pulmones plenos,
un poner tinas bajo de los caños
que un chorro daban argentino y trémulo,
sacar las plantas de los corredores,
diosmas, jazmines, tímidos helechos,
y un gozo de cepillos y de escobas
guiando las aguas hacia el sumidero.
Igual cosa que hacían los de al lado,
y los de enfrente, y casi todo el pueblo.
Ahora todo es frescura y poderío,
el mármol brilla, el bronce echa reflejos,
los mosaicos parecen de oro puro,
el paraíso tiene un verde nuevo,
y en el umbral sentado de mi casa
miro sencillamente el universo.”
Baldomero Fernández Moreno (San Telmo, Buenos Aires, Argentina, 1886 – 1950) fue un poeta argentino y médico rural. Su poesía, universal y hondamente nacional al mismo tiempo, ha inmortalizado la estética de los barrios porteños y la cálida placidez de las provincias y sus características rurales. Su soneto más recordado es «Setenta balcones y ninguna flor». (Wikipedia)
Leído en: poemaspoetas.com
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