Preguntas de un obrero que lee – Bertolt Brecht – Preguntas de un obrero ante un libro (?)

Desde el archivo/2016 y vía soydondenopienso*

¿Quién construyó Tebas,
la de las Siete Puertas?
En los libros figuran
sólo los nombres de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos
bloques de piedra?
Y Babilonia, mil veces destruida,
¿quién la volvió a levantar otras tantas?
Quienes edificaron la dorada Lima,
¿en qué casas vivían?
¿Adónde fueron la noche
en que se terminó la Gran Muralla, sus albañiles?
Llena está de arcos triunfales
Roma la grande. Sus césares
¿sobre quienes triunfaron?
Bizancio tantas veces cantada,
para sus habitantes
¿sólo tenía palacios?
Hasta la legendaria
Atlántida, la noche en que el mar se la tragó,
los que se ahogaban
pedían, bramando, ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba siquiera a un cocinero?
Felipe II lloró al saber su flota hundida.
¿No lloró más que él?
Federico de Prusia
ganó la guerra de los Treinta Años.
¿Quién ganó también?
Un triunfo en cada página.
¿Quién preparaba los festines?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba los gastos?
A tantas historias,
tantas preguntas.

soydondenopienso.wordpress.com/2010/02/04/bertolt-brecht-preguntas-de-un-obrero-que-lee/

Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán, uno de los más influyentes del siglo XX, creador del teatro épico, también llamado teatro dialéctico. es.wikipedia.org/wiki/Bertolt_Brecht

Bertolt Brecht: Yo crecí hijo de gente acomodada

14 de agosto de 1956, su fallecimiento.

(vía lajiribilla.cu)

Yo crecí hijo de gente acomodada. Mis padres
me pusieron cuello duro y me educaron
en las costumbres de quien es servido
y me instruyeron en el arte de dar órdenes. Pero
cuando fui mayor y miré a mi alrededor
no me gustó la gente de mi clase,
ni dar órdenes ni ser servido.
Y dejé mi clase y me junté
con la gente de la clase baja

(Traducción tomada de http://www.lajiribilla.cu/2004/n145_02/145_04.html

Ich bin aufgewachsen als Sohn
Wohlhabender Leute. Meine Eltern haben mir
Einen Kragen umgebunden und mich erzogen
In den Gewohnheiten des Bedientwerdens
Und unterrichtet in der Kunst des Befehlens. Aber
Als ich erwachsen war und um mich sah,
Gefielen mit die Leute meiner Klasse nicht,
Nicht das Befehlen und nicht das Bedientwerden.
Und ich verließ meine Klasse und gesellte mich
Zu den geringen Leuten.

Otros poemas:

Preguntas de un obrero que lee

Canción del Comerciante

Elogio de la Duda

Elogio de la Dialéctica

La canción sobre el enemigo de clase

La canción sobre el enemigo de clase. Bertolt Brecht

10 de Febrero de 1898, su natalicio. Nos dicen que recordar a Brecht ayuda a realizar un ejercicio de lucidez política

1.

Cuando pequeño, fui a la escuela
y aprendí, lo que es mío y lo que es tuyo.
Y cuando todo se había aprendido,
me parecía que no era todo.
Y no tenía desayuno que comer,
y otros sí tenían:
y así fue que sí lo aprendí todo
sobre la naturaleza del enemigo de clase.
Y aprendí, por qué y debido a qué razón
hay un desgarrón atravesando el mundo.
Y este perdura entre nosotros, porque la lluvia
cae de arriba hacia abajo.

2.

Y me dijeron: Si soy dócil,
entonces llegaré a ser como ellos.
Pero pensé: Si soy su oveja,
entonces llegaré jamás a carnicero.
Y vi más de uno de entre nosotros
que tragó su anzuelo.
Y cuando le aconteció lo que nos aconteció a ti y a mi,
entonces se extrañó.
Mas a mi, a mi no me extrañó,
pronto descubrí su juego:
La lluvia, así es, corre hacia abajo
y no corre, así es, hacia arriba.

3.

Ahí escuché que redoblaron los tambores,
y todos hablaron de eso:
Ahora deberíamos conducir guerras
por un lugarcito en el sol.
Y voces enronquecidas nos prometían
cielo, mar y tierra.
Y cabecillas gordos y grasientos
gritaron: no os postréis ahora!
Y creímos: no quedan más que unas horas,
luego tendremos esto y aquello.
Pero otra vez la lluvia corría hacia abajo,
y durante cuatro años tragamos hierba.

4.

Y una vez de repente se escuchó:
Ahora hacemos Republica!
Y ahí un hombre se parece al otro,
sea flaco u gordo.
Y los que estaban cansados por el hambre
jamás no habían estado tan esperanzados.
Pero los que estaban saciados porque comían,
estaban esperanzados como ellos.
Y dije: Ahí algo no puede ser cierto
y estaba lleno de dudas turbadas:
que sí, no es cierto, lo de la lluvia que
parece que corre hacia arriba.

5.

Nos dieron papelitos para votar,
entregamos las armas.
Nos dieron una promesa,
y dimos nuestro fusil.
Y escuchamos: que los que saben de las cosas,
ahora nos ayudaran.
Deberíamos emprender el trabajo,
ellos harían el resto.
Entonces me dejé conmover otra vez
y me quedé quieto, conforme a lo pedido
y pensé: Que bueno la lluvia
queriendo correr hacia arriba.

6.

Y poco después escuché decir,
ahora todo esta arreglado ya.
Si aguantamos la calamidad menor,
se nos dispensará de la mayor.
Y tragamos el frailuco Brüning,
para que no sea el Papen.
Y tragamos el junker Papen,
puesto que de lo contrario sería el turno del Schleicher.
Y el frailuco cedió su puesto al junker,
y el junker lo cedió al general.
Y la lluvia corría hacia abajo,
y corría copiosamente de verdad.

7.

Mientras anduvimos con papeletas para votar,
cerraron las fábricas.
Cuando dormimos frente a las agencias de empleo
que nos sellan la constancia,
les evitamos la preocupación por nosotros.
Escuchamos dichos como estos:
¡Siempre tranquilo! ¡Que esperáis, no más!
Después de una crisis mayor
¡viene un auge mayor!
Y dije a mis colegas:
¡Así habla el enemigo de clase!
Cuando él habla de buen tiempo,
se refiere a su tiempo a él.
La lluvia no puede ir hacia arriba,
aun cuando súbitamente tenga buenas intenciones
para nosotros.
Lo que puede es: puede acabar,
y es cuando brilla el sol.

8.

Un día los vi marchando
detrás de nuevas banderas.
Y muchos de los nuestros dijeron:
No más hay enemigo de clase.
Entonces vi encabezándolos
hocicos que ya conocía,
y escuché voces berreando
en el antiguo tono de sargento.
Y tranquillo entre banderas y fiestas
corría la lluvia noche y día.
Y cada uno que estaba acostado en la calle
podía sentirla.

9.

Se entrenaban con aplicación para tirar
y hablaron ruidosamente del enemigo
y señalaron furiosamente más allá de la frontera.
Y es que se refirieron a nosotros.
Pues nosotros y ellos, somos enemigos
en una guerra en que uno solo gana.
Pues viven de nosotros y reventan
si no seamos más los Coolíes.
Y es por esto también que
no debáis extrañaros
si se echan sobre nosotros, como la lluvia
se echa sobre el suelo.

10.

Y ese de entre nosotros que falleció de hambre,
cayó en una batalla.
Y ese de entre nosotros que murió,
ha sido asesinado.
Al que recogieron con sus soldados,
tener hambre no le agradó.
Al que le rompieron la mandíbula a patadas,
había pedido pan.
Al que habían prometido el pan,
ahora le dan caza.
Y al que traen en el ataúd de zinc,
ese dijo la verdad.
Y ese que entonces les daba confianza
cuando pretendían ser sus amigos,
lo que así imaginó
era que la lluvia corra hacia arriba.

11.

Ya que somos enemigos de clase,
sea lo que sea que nos dicen:
Ése de entre nosotros que no se atrevía a luchar,
se atrevía a morir de hambre.
¡Somos enemigos de clase, tamborilero!
Esto, ¡tu sonsonete no lo cubre!
Empresario, general y junker –
nuestro enemigo, ¡eres tu!
¡De esto, nada será movido,
ahí nada será arreglado!
La lluvia no corre hacia arriba,
¡por cierto no se le exige tal cosa!

12.

Por más que tu pintor retoque,
¡no va a tapar el desgarrón!
Uno de los dos perdura y el otro debe dejar su lugar,
o yo u tú.
Y sea que sea que aprenderé,
esto sigue siendo el abecé:
Jamás nada tendré de común
con el asunto del enemigo de clase.
No se encontrará la palabra
que un día nos una a ambos.
La lluvia corre de arriba hacia abajo.
Y tú eres mi enemigo de clase.

Leído en: http://blogdelviejotopo.blogspot.com/2013/06/la-cancion-sobre-el-enemigo-de-clase.html

(allí, el original, en alemán).

Bertolt Brecht. Preguntas de un obrero que lee

(vía soydondenopienso)

¿Quién construyó Tebas,
la de las Siete Puertas?
En los libros figuran
sólo los nombres de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos
bloques de piedra?
Y Babilonia, mil veces destruida,
¿quién la volvió a levantar otras tantas?
Quienes edificaron la dorada Lima,
¿en qué casas vivían?
¿Adónde fueron la noche
en que se terminó la Gran Muralla, sus albañiles?
Llena está de arcos triunfales
Roma la grande. Sus césares
¿sobre quienes triunfaron?
Bizancio tantas veces cantada,
para sus habitantes
¿sólo tenía palacios?
Hasta la legendaria
Atlántida, la noche en que el mar se la tragó,
los que se ahogaban
pedían, bramando, ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba siquiera a un cocinero?
Felipe II lloró al saber su flota hundida.
¿No lloró más que él?
Federico de Prusia
ganó la guerra de los Treinta Años.
¿Quién ganó también?
Un triunfo en cada página.
¿Quién preparaba los festines?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba los gastos?
A tantas historias,
tantas preguntas.

Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán, uno de los más influyentes del siglo XX, creador del teatro épico, también llamado teatro dialéctico. http://es.wikipedia.org/wiki/Bertolt_Brecht

Canción del comerciante – Bertolt Brecht

Río abajo hay arroz,
río arriba la gente necesita el arroz.
Si lo guardamos en los silos,
más caro les saldrá luego el arroz.
Los que arrastran las barcas recibirán aún menos.
Y tanto más barato será para mí.

Pero ¿qué es el arroz realmente?
¡Yo qué sé lo que es el arroz!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el arroz.
No sé más que su precio.

Se acerca el invierno, la gente necesita ropa.
Es preciso, pues, comprar algodón
y no darle salida.
Cuando el frío llegue, encarecerán los vestidos.
Las hilanderías pagan jornales excesivos.
En fin, que hay demasiado algodón.

Pero ¿qué es realmente el algodón?
¡Yo qué sé lo que es el algodón!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el algodón.
No sé más que su precio.

El hombre necesita abundante comida
y ello hace que el hombre salga más caro.
Para hacer alimentos se necesitan hombres.
Los cocineros abaratan la comida,
pero la ponen cara los mismos que la comen.
En fin, son demasiado escasos los hombres.
Pero ¿qué es realmente un hombre?

¡Yo qué sé lo que es un hombre!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es un hombre.
No sé más que su precio.

Soy donde no pienso

Bertolt Brecht


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Tags: Versos

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