Darío Sztajnszrajber: «El único amor verdadero es el amor imposible» (vía Página 12)

Por Oscar Ranzani – 3 de febrero de 2022

Darío Sztajnszrajber tiene una gran virtud: facilita la comprensión de aspectos que, a priori, son difíciles. Su manera de pensar la filosofía lo ha acercado a un público masivo, y demostró que no necesaria ni exclusivamente la divulgación de la filosofía debe estar enclaustrada en las academias. … la charla Deconstrucciones: el amor, el poder y la muerte, en Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131) para desanudar algunos conceptos clave que atraviesan a todos y todas.

¿Cuál de los dos temas son los más importantes para el ser humano? ¿El amor o la muerte? “Cuando das una clase de filosofía y nadie te está atendiendo, se sabe que hay tres temas que automáticamente generan la atención de todos: la muerte, Dios y el amor. Es instantáneo. Nadie te está escuchando y de repente arrojas por ahí un ‘¿Saben que la muerte es inminente, o sea que cualquiera puede morirse ahora?’. Y tenés a todo el mundo con la disposición a pleno”, señala el filósofo en diálogo con Página/12.

Para Sztajnszrajber, la muerte “es un tema más capital, más raigal porque es la que nos define en términos de finitud”. “O sea, somos lo que somos porque morimos”. El filósofo recupera a Byung Chul Han, quien juega en un libro con la idea de “muero, luego existo”. “El morir nos estructura, delinea un determinado tipo de existencia, tanto individual como social. Y no es casual que nos hayamos convertido en una especie que niega a la muerte, o sea, que se niega a sí misma. No hacemos otra cosa que esquivarla, que huirle en el sentido de no pensar en ella”. Sztajnszrajber cita también a Platón: “La filosofía es un ejercicio para la muerte”. “Haciendo filosofía no resolvemos el problema de la muerte sino que convertimos nuestra existencia en problemática, dado el hecho de que nos vamos a morir”, dice el autor de Filosofía a martillazos, entre otras publicaciones.

“El amor es ese deseo por querer por un lado comprender este límite, pero también por trascenderlo. Creemos que amando podemos trascender a la muerte. A veces siento que depositamos en el amor demasiado poder salvífico. Tal vez la pregunta sería: ¿cuál de ambas ausencias nos transformaría en algo no humano? Ambas nos convertirían en otra entidad, nos transformarían ontológicamente. Tanto un ser humano que ya no muere como que ya no ama. Yo no lo vería como algo distópico sino como un interesante ejercicio de reflexión sobre nosotros y nuestra actualidad”, plantea.

-Los psicoanalistas suelen decir que la elección del amor es siempre inconsciente. ¿Vos qué pensás?

-Lo extraño es que el pensamiento crítico suele ser muy desenmascarador de los modos en que el sujeto moderno se cree libre y autónomo, pero con el amor deja toda crítica de lado, ¿no? Parecería que cuando elegimos lo que sea, en realidad nos están induciendo a elecciones a partir de dispositivos previos que nos condicionan, pero cuando te enamorás creés realmente que es un sentimiento auténtico que nace de tu “corazón”. Hay algo incalculable en el amor. Incalculable, inconveniente y hasta injusto. No hay cuenta que nos garantice de quién conviene enamorarnos. En general suele ser al revés: nos enamoramos de lo más inconveniente mientas que lo más conveniente no nos despierta ninguna atracción. Ni tampoco el amor es un ejercicio volitivo, una decisión de la voluntad. Yo digo “vamos para allá” y mi cuerpo me responde, pero digo “acá mejor no te enamores” y no solo el cuerpo no me responde, sino que parece estar esperando esta deliberación para actuar exactamente al revés. No hay meritocracia en el amor. Nadie se enamora porque hizo bien las cosas. Hay algo a destiempo siempre en el amor. Justamente su poder está en que se nos escapa permanentemente de lo que queremos que suceda.

-¿Se puede responder desde la filosofía la pregunta acerca de qué es lo que hace que un sujeto se enamore?

-La teoría del amor como búsqueda de la otra mitad nos hizo creer que cuando uno llega a un vínculo realmente recorrió un amplio margen de posibilidades, pero la endogamia es total. Solemos enamorarnos de alguien muy cercano y no solo en lo territorial sino sobre todo en su identidad. Solemos enamorarnos de alguien muy parecido a nosotros. De ahí el éxito de la metáfora de la otra mitad que si es mi otra mitad, es similar a mí. ¿De quién me enamoro en la metáfora de la otra mitad? ¿Por qué estoy buscando algo demasiado cercano a mí mismo? Es en este acto que pierdo la posibilidad de encontrarme con el otro y a mí me interesa un amor cuyo propósito sea esa relación conflictiva con el otro. En la idea de la otra mitad suelo proyectar mi necesidad sobre el otro y convertirlo en lo que yo necesito que el otro sea. Y de ese modo, lo anulo al otro, lo «desotro». Termina siendo un amor con uno mismo que usa al otro para su necesidad. Creo que el amor es el otro. Y el otro nunca cierra. El amor es conflicto porque se encuentran dos diferencias que para seguir siendo singulares nunca tienen que cerrar. De ahí que el único amor verdadero sea el amor imposible…

-¿El deseo tiene sentido porque existe la muerte? Porque si no existiera la muerte habría tiempo de concretar todos los deseos probablemente…

-Ja. Dicen también que si no existiera la muerte, directamente no existiría el deseo. Recuerdo el famoso cuento de Borges, “El inmortal”, donde un ser inmortal permanece recostado más de 80 años hasta que se confunde con el suelo. Cuando Heidegger define el ser para la muerte lo que nos propone es realmente pensar que el acontecimiento de nuestro propio morir delinea, define y determina todo lo que hacemos. Por eso el sustraernos de la muerte sería tan revolucionario: no se trataría de dejar de morir y ya, sino de un cambio en la ontología misma del mundo. A tal punto que hoy no podemos ni siquiera imaginarnos ese hecho, ya que lo pensamos desde categorías propias de la finitud. El día que seamos infinitos, nada de lo que pensamos desde lo finito, creo, se mantendrá en pie. Por eso hay mucha resistencia y muchos que defienden el carácter finito de lo humano como un valor. Hay que defender la conciencia de finitud frente a aquellos que se aprovechan de nuestro miedo para bajar su línea, pero claramente no hay mañana que no me despierte con la angustia de saber que en cualquier momento me puedo llegar a morir…

-El ser humano es el único ser vivo que no acepta su límite como ser biológico. Por eso siempre van existir las religiones y las drogas porque toda idea que le proponga al ser humano un más allá siempre lo va a convencer. ¿Vos qué pensás?

-El modo en que pensamos el más allá está contaminado por el modo en que nos imaginamos ese mas allá desde este más acá. Creo que primero hay que ir por una deconstrucción de esta soberanía humana demasiado creída de sí misma. Los límites no necesariamente tienen que ver con la muerte e igual no los aceptamos. A mí lo que me sorprende es la demasiada confianza que tenemos en todo lo que nos pasa. La finitud tiene que ver con la muerte, pero también con este tipo de cuerpo, de movimiento, de estar arrojados a cierta forma de pensar y sobre todo de hablar. La palabra nos marca un límite. Y el límite es antes que nada frente a la concepción muy de nuestra cultura de que lo podemos todo. De hecho al Dios que inventamos lo hicimos omnipotente. Feuerbach decía que toda teología es una antropología. Resistirnos a los límites es una cuestión de poder. Adán y Eva no “pecan” por curiosos, sino claramente por una cuestión de poder…

Leído en: https://www.pagina12.com.ar/399301-dario-sztajnszrajber-el-unico-amor-verdadero-es-el-amor-impo

Diluirse ante la muerte del otro – Norma Luz Mourelle

Cosas que hablaba con mi psicoanalista…

Poemas de mis Libretas

Fragmentos de mis sesiones de análisis con JJI… Atravesada por la tristeza, tras la muerte de JGF, había escrito esto, y lo llevé, como material, a una sesión…

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Querido Jor:
Estoy aquí. Adónde me dejaste.

Pudiera parecer que hay un techo que me cubre, así como las paredes también. Y adentro, unas cuantas cosas más que me pudieran ser de utilidad en el diario vivir. Pero mi vivir era con vos. Las paredes cubren del frío y del sol pero no acompañan. Ellas no me conocen, no tienen manera de saber lo que yo siento. Ría o llore, ellas no cambian de color, no se estremecen. Y no digo que estén muertas, supongo que su vida anímica de pared es tan tan rudimentaria que no tienen cómo percibirme: para ellas, y todos los demás, yo no existo.

Yo existía porque vos me sentías. Yo…

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Lecturas de Budismo III: Ajahn Chah 

Nuestro Verdadero Hogar (vía bosquetheravada.org)
 
Una plática ofrecida a una discípula laica, ya mayor que se acercaba a su muerte tomada del libro publicado en inglés con el título «Living Dhamma».
 
Por Ven. Ajahn Chah
 
Ahora determina en tu mente escuchar con respeto el Dhamma. Mientras estoy hablando, estate tan atenta a mis palabras como si fuera el Señor Buddha el que está sentado frente a ti. Cierra tus ojos y ponte cómoda, calmando tu mente y concentrándola. Permite humildemente a la Triple Gema de la sabiduría, verdad y pureza que habite en tu corazón como una forma de mostrar respeto al Completamente Iluminado.
 
Hoy no te he traído nada de sustancia material para ofrecerte, sólo Dhamma, las enseñanzas del Señor Buddha. Deberás entender que incluso el mismo Buddha, con su gran abundancia de virtud acumulada, no pudo evitar la muerte física. Cuando alcanzó una edad avanzada cedió su cuerpo y abandonó la pesada carga. Ahora tú también debes aprender a estar satisfecha con todos los años que has dependido de tu cuerpo. Deberías sentir que es suficiente.
 
Como utensilios de la casa que has tenido por largo tiempo – tazas, platillos, platos, etc. – cuando recién los tenías estaban limpios y brillantes, pero ahora, después de haberlos usados por tanto tiempo, están empezando a desgastarse. Algunos están rotos ya, algunos han desaparecido, y aquellos que han quedado están desgastándose, no tienen forma estable. Y es su naturaleza ser así. Tu cuerpo es igual… ha estado cambiando continuamente desde el día que has nacido, a través de la niñez y la juventud, hasta ahora que has alcanzado la vejez. Debes aceptar eso. El Buddha dijo que las condiciones, ya sean condiciones internas, corporales o condiciones externas, no son uno mismo, su naturaleza es cambiar. Contempla esta verdad claramente.
 
Este trozo de carne acostado aquí en decadencia es realidad[1]. Los hechos de este cuerpo son realidad, son la enseñanza atemporal del Señor Buddha. El Buddha nos enseñó a contemplar esto y hacer las paces con la naturaleza. Tenemos que ser capaces de estar en paz con el cuerpo, no importa en que estado esté. El Buddha enseñó que deberíamos asegurarnos de que sólo el cuerpo es él que está encerrado en la prisión y de no dejar que la mente sea encerrada junto con él. Ahora bien, mientras tu cuerpo comienza a quebrantarse y a desgarrarse con la edad, no te resistas, pero no dejes que tu mente se deteriore junto con él. Mantén separada a la mente. Da energía a la mente dándote cuenta de la verdad de cómo son las cosas. El Señor Buddha enseñó que ésta es la naturaleza del cuerpo, no puede ser de otra manera. Habiendo nacido envejece y enferma y luego muere. Esta es una gran verdad que estás atestiguando ahora mismo. Mira al cuerpo con sabiduría y date cuenta de eso.
 
Si tu casa se inunda y se incendia hasta la base, cualquiera que sea la amenaza, deja que concierna sólo a la casa. Si hay una inundación, no dejes que inunde tu mente. Si hay fuego, no dejes que queme tu corazón. Deja que sea sólo la casa, aquello que está fuera de ti, lo que se inunda o incendia. Ahora es tiempo de permitir a la mente abandonar los apegos.
 
Has estado viva por un tiempo largo. Tus ojos han visto cualquier cantidad de formas y colores, tus oídos han escuchado tantos sonidos, has tenido cualquier cantidad de experiencias. Y eso es todo lo que han sido – experiencias. Has comido deliciosas comidas, y todos aquellos sabores deliciosos han sido sólo deliciosos sabores, nada más. Los sabores feos han sido sabores feos, eso es todo. Si los ojos ven una forma bella, eso es todo lo que es… una forma bella. Una forma fea es sólo una forma fea. Los oídos escuchan un sonido hechizante, melodioso, y no es nada más que eso. Un sonido chirriante, discordante es simplemente eso.
 
El Buddha dijo que rico o pobre, joven o viejo, humano o animal, ningún ser en este mundo puede mantenerse en un estado único por mucho tiempo. Todo experimenta cambio y privación. Este es un hecho de la vida que no podemos remediar. Pero el Buddha dijo que lo que podemos hacer es contemplar el cuerpo y la mente para ver su impersonalidad, que ninguno de ellos son ‘yo’ o ‘mío’. Sólo tienen una realidad pasajera. Es como esta casa, es sólo nominalmente tuya. No podrás llevártela contigo a ningún lado. Lo mismo se aplica a tu riqueza, tus posesiones y tu familia – son tuyos sólo de nombre. No te pertenecen realmente, pertenecen a la naturaleza.
 
Esta verdad no se aplica a ti sola, todos están en el mismo bote – hasta el Señor Buddha y sus discípulos iluminados. Se diferenciaron de nosotros en un aspecto, y es en su aceptación de las formas en que las cosas son. Vieron que no podría haber otra manera.
 
Así que el Buddha nos enseñó a probar y examinar el cuerpo, desde las plantas de los pies hasta la corona, y luego hasta los pies de nuevo. Sólo mira el cuerpo. ¿Qué clase de cosas ves? ¿Hay algo intrínsecamente limpio allí? ¿Puedes encontrar alguna esencia constante? Todo este cuerpo está degenerándose constantemente. El Buddha nos enseñó a ver que no nos pertenece. Es natural para el cuerpo ser de esa manera, porque todos los fenómenos condicionados están sujetos al cambio. ¿De qué forma quieres que sea? En realidad no hay nada de malo en la forma en que el cuerpo es. No es el cuerpo él que causa sufrimiento, es el pensar errado. Cuando ves las cosas en forma errada, es seguro que habrá confusión.
 
Es como el agua de un río. Naturalmente fluye cuesta abajo, nunca fluye cuesta arriba. Esa es su naturaleza. Si una persona fuera y se parara en la orilla del río y querría que el agua fluyera costa arriba, sería tonto. Dondequiera que fuese su pensar tonto no le permitiría tener paz en la mente. Sufriría debido a su visión errada, a su pensar contra la corriente. Si tuviera la visión correcta vería que el agua debe, inevitablemente, fluir cuesta abajo, y hasta que se diera cuenta y aceptara ese hecho estaría aturdido y frustrado.
 
El río que debe fluir cuesta abajo es como tu cuerpo. Habiendo sido joven tu cuerpo se vuelve viejo y está serpenteando hacia su muerte. No andes deseando que sea de otra forma, no es algo que tienes el poder de remediar. El Buddha nos enseñó a ver la forma en que las cosas son y entonces abandonar nuestro apego a ellas. Toma este sentimiento de abandonar como tu refugio. Continúa meditando aún si te sientes cansada y extenuada. Que tu mente esté con la respiración. Haz unas respiraciones profundas y luego asienta la atención en la respiración, usando la palabra-mantra Bud-dho. Haz continua esta práctica. Cuando más extenuada te sientas, tanto más sutil y enfocada debe ser tu concentración, para que puedas con cualquier sensación dolorosa que surja. Cuando empieces a sentirte fatigada entonces lleva todo tu pensar a un alto, deja que la mente se concentre y luego vuelve a reconocer la respiración. Sólo mantén la recitación interna, Bud-dho, Bud-dho.
 
Abandona todo lo externo. No andes aferrándote a pensamientos de tus hijos y parientes, no te aferres a nada. Abandona. Deja que la mente se una en un solo punto y deja que esa mente sosegada permanezca con la respiración. Deja que la respiración sea tu único objeto de conocimiento. Concéntrate hasta que la mente se vuelve cada vez más sutil, hasta que los sentimientos sean insignificantes y haya gran claridad interna y vigilancia. Entonces, cualquier sensación dolorosa que surja cesará gradualmente por su propia cuenta.
 
Finalmente considerarás a la respiración como si fueran algunos parientes que vienen a visitarte. Cuando los parientes se van los sigues afuera pare despedirlos. Miras hasta que han salido del camino de entrada y están fuera de la vista, y entonces vuelves adentro. Miramos a la respiración de la misma forma. Si la respiración es tosca sabemos que es tosca, si es sutil sabemos que es sutil. A medida que se vuelve cada vez más tenue continuamos siguiéndola, al mismo tiempo despertando a la mente. Por último la respiración desaparece completamente y todo lo que queda es la sensación de alerta. Esto se llama encontrar a Buddha. Tenemos la consciencia clara y despierta llamada Bud-dho, él que sabe, él que despertó, él radiante. Esto es encontrar y habitar con Buddha, con conocimiento y claridad. Fue sólo el Buddha histórico él que falleció. El verdadero Buddha, el Buddha que es saber claro y radiante, aún puede ser vivido y alcanzado hoy. Y si lo alcanzamos, el corazón es uno.
 
Entonces abandona, suelta todo, todo excepto el saber. No te engañes si surgen visiones o sonidos en tu mente durante la meditación. Déjalos todos. No te aferres a nada en absoluto, sólo quédate con esta cautela. No te preocupes por el pasado o el futuro, sólo estate quieta y alcanzarás el lugar donde no hay avance, no hay retirada y no hay parada, donde no hay nada a que aferrarse o que asir. ¿Por qué? Porque no hay ‘yo’, no hay ‘yo’ o ‘mío’. Todo eso se ha ido. El Buddha enseñó a vaciarte a ti misma de todo de esta manera, no de llevar algo contigo… saber, y habiendo sabido, soltar.
 
Comprender Dhamma, el camino a la libertad del ciclo de nacimiento y muerte, es una tarea que todos debemos realizar solos. Así que continúa intentando abandonar y comprende las enseñanzas. Esfuérzate en tu contemplación. No te preocupes por tu familia. Ahora son como son, en el futuro serán como tú. No hay nadie en el mundo que pueda escapar este destino. El Buddha enseñó a dejar aquellas cosas que no tienen una esencia realmente constante. Si dejas todo verás la verdad, si no lo haces, no la verás. Así es como es. Y es igual para todos en el mundo. Entonces, no te aferres a nada.
 
Aún si te encontraras pensando, bueno, eso también está bien, mientras pienses sabiamente. No pienses tontamente. Si piensas en tus hijos, piensa en ellos con sabiduría, no con estupidez. A lo que la mente se dirige, piensa en ello con sabiduría, sé consciente de su naturaleza. Saber algo con sabiduría es abandonarlo y no tener sufrimiento por ello. La mente es brillante, alegre, y está en paz. Se aleja de distracciones y está indivisa. Con lo que puedes contar ahora mismo como ayuda y apoyo es tu respiración.
 
Este es tu propio trabajo, y de nadie más. Deja a otros hacer sus propios trabajos. Tienes tu propio deber y responsabilidad, no necesitas asumir los de tu familia. No asumas nada más, deja ir todo. Este dejar todo hará calma a tu mente. Tu única responsabilidad ahora mismo es enfocar tu mente y llevarla a la paz. Deja todo lo demás a los otros. Formas, sonidos, olores y gustos… deja que los otros los observen. Deja todo atrás y haz tu propia labor, cumple tu propia responsabilidad. Lo que surja en tu mente, sea miedo al dolor, miedo a la muerte, ansiedad por otros, o lo que sea, dile: “No me estorbes. Ya no me conciernes más”. Continúa diciendo esto a ti misma cuando ves surgir estos dhammas.
 
¿A qué se refiera la palabra dhamma? Todo es dhamma, no hay nada que no sea dhamma. ¿Y qué del ‘mundo’? El mundo es el mismo estado mental que te está agobiando en este momento. “¿Qué harán? Cuando me haya ido, ¿quién cuidará de ellos? ¿Cómo se las arreglarán?” Esto es todo solamente el ‘mundo’. Incluso el simple surgir de un pensamiento temiendo la muerte o el dolor es el mundo. ¡Tira al mundo! El mundo es como es. Si le permites que domine tu mente, ésta se vuelve turbia y no puede ver por sí misma. Así que sea lo que sea que aparezca en la mente, sólo dile: “No es mi asunto. Es impermanente, insatisfactorio y no-yo.”
 
Pensar que quisieras seguir viviendo por mucho tiempo te hará sufrir. Pero pensar que quisieras morir enseguida o rápidamente no es correcto tampoco. Es sufrimiento, ¿no es cierto? Las condiciones no nos pertenecen, siguen sus propias leyes naturales. No puedes hacer nada respecto a la forma en que el cuerpo es. Puedes embellecerlo un poco, hacerlo atractivo y limpio por un momento, como las jovencitas que pintan sus labios y dejan crecer sus uñas, pero cuando la vejez llega, todos están en el mismo predicamento. Así es como es el cuerpo, no puedes hacerlo de otra forma. Lo que puedes mejorar y embellecer es la mente.
 
Cualquiera puede construir una casa de madera y ladrillos, pero el Buddha enseñó que esa clase de hogar no es nuestro verdadero hogar, sólo es nominalmente nuestro. Es un hogar en el mundo y sigue las maneras del mundo. Nuestro hogar real es la paz interior. Un hogar externo, material, bien puede ser bonito pero no es muy tranquilo. Existe esta preocupación y luego aquella, esta ansiedad y luego aquella. Así que decimos que no es nuestro verdadero hogar, está fuera de nosotros. Más tarde o más temprano tendremos que abandonarlo. No es un lugar donde podemos vivir permanentemente porque no nos pertenece realmente, pertenece al mundo. Nuestro cuerpo es igual. Lo tomamos como un yo, como ‘yo’ o ‘mío’, pero en realidad no es así en absoluto, es otro hogar mundano. Tu cuerpo ha seguido su curso natural desde el nacimiento, hasta ahora que está viejo y enfermo, y no puedes prohibirle que lo haga. Es así como es. Desear que sea diferente sería tan tonto como querer que un pato sea como un pollo. Cuando ves que eso es imposible – que un pato tiene que ser un pato y un pollo tiene que ser un pollo, y que los cuerpos tienen que envejecer y morir – encontrarás coraje y energía. No importa cuanto desees que el cuerpo siga durando, no lo hará.
 

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Holanda: Gobierno promueve una pastilla mortal para los mayores de 70 años

(vía yahoo y lanacion.com – 7 de febrero de 2020)

En Holanda hay una propuesta para que el Estado ponga a disposición de los ciudadanos que cumplieron los 70 años una píldora venenosa.

AMSTERDAM.- La idea de crear una pastilla letal para los adultos mayores de 70 años no es nueva. De hecho, el juez del Tribunal Supremo holandés, Huib Drion, lo propuso hace cuarenta años bajo el concepto de que los ancianos decidieran en qué momento morir.

Para el juez, el Estado debería poner a disposición de los ciudadanos que cumplieron los 70 años una píldora venenosa para que el momento de muerte fuera una decisión de ellos. Drion murió por causas naturales mientras dormía en su casa de Leiden en 2004, a los 86 años. Pero su propuesta resurgió en la política holandesa y el gobierno lo empezó a debatir, según consignó el sitio ABC.es. El gobierno holandés publicó un estudio sobre la cantidad de personas a las que se dirigiría esta «píldora Drion«, que podría comenzar a utilizarse este año.

Entre los primeros resultados de la investigación surgió un dato muy llamativo: que existía una parte de la población de más de 55 años que a pesar de contar con buena salud, «tienen un deseo de morir consistente y activo». Sin embargo, la proporción de gente de esa edad es del 0,18%. Ante esta situación, el ministro de Sanidad, Hugo de Jonge, opinó que sería importante «intentar devolverles el gusto por la vida» a este grupo de holandeses que sumaría alrededor de 10.000 personas.

Holanda fue el primer país del mundo en autorizar la eutanasia, seguido por Bélgica. En 2002, cuando se aprobó la primera ley de eutanasia, fue utilizada en 1880 casos; cinco años más tarde se ampliaron las condiciones para poder aplicarla y en la actualidad ya ascienden casi a 7000 las personas que cada año son acompañadas a la muerte por el propio sistema de sanidad. En total, son unos 20 casos diarios.

El libro de Drion, titulado “La elección del final de la vida para los ancianos” generó una gran influencia en el debate que llevó a la aprobación de la ley de eutanasia. Drion escribió el libro después de un encuentro con un anciano que temía morir en un geriátrico. «Me parece que muchas personas mayores encontrarían una gran tranquilidad si pudieran tener un medio para poner fin a sus vidas de una manera aceptable en el momento en que para ellos sea el más adecuado», escribió el autor.

Ahora, el debate volvió a tomar relevancia, después de que el año pasado se viera atravesado por el caso de una joven de 17 años pidió la eutanasia tras explicar que vivía en un estado de constante depresión, pero se la negaron y murió por dejar de comer y beber.

El partido liberal D66, que cuenta con la mayoría en La Haya, había incluido el tema dentro de sus proyectos. Los voceros del partido explicaron que como el gobierno avanza lentamente sobre esta cuestión, decidieron presentar la legislación para que se apruebe a la brevedad.

Una vez publicado el informe, el gobierno volverá a lanzar el debate, pero no espera tener preparado un proyecto de ley antes del fin del verano, según un vocero del ministerio de Sanidad.

El problema para el primer ministro, Mark Rutte, del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), es que en el gobierno necesitó acordar con la Unión Cristiana, un partido minoritario y de raíz religiosa, para conseguir una mayoría parlamentaria, que no está de acuerdo con la idea de que el estado proponga la distribución de una pastilla para que mueran las personas mayores.»

Leído en: https://es-us.noticias.yahoo.com/holanda-gobierno-promueve-pastilla-mortal-151200969.html

10 lecciones de vida (Elisabeth Kübler-Ross)

(vía qmayormagazine*)

1. Durante toda la vida se nos ofrecen pistas que nos recuerdan la dirección que debemos seguir. Si no prestamos atención, tomamos malas decisiones y acabamos con una vida desgraciada. Si ponemos atención aprendemos las lecciones y llevamos una vida plena y feliz, que incluye una buena muerte. 

2. Os daréis cuenta de que erais vosotros mismos vuestros peores enemigos, puesto que en el túnel debéis reprocharos el haber dejado pasar tantas oportunidades para crecer.

3. Cada uno de nosotros puede convertirse en un monstruo nazi, pero de igual manera cada uno tiene la oportunidad de llegar a ser la Madre Teresa de Calcuta.

4. El sentido del sufrimiento es éste: todo sufrimiento genera crecimiento. Nada de lo que nos ocurre es negativo, absolutamente nada. Todos los sufrimientos y pruebas, incluso las pérdidas más importantes, son siempre regalos.

5. No se puede sanar al mundo sin sanarse primero a sí mismo. 

6. Los moribundos siempre han sido maestros de grandes lecciones, porque cuando nos vemos empujados hacia el final de la vida es cuando la vemos con mayor claridad. Al compartir con nosotros sus lecciones, los moribundos nos enseñan mucho sobre el inmenso valor de la vida en sí.

7. Estamos aquí para sanarnos unos a otros y a nosotros mismos. No una sanación como en la recuperación física, sino una sanación mucho más profunda. La sanación de nuestros espíritus, de nuestras almas. 

8. En tiempos antiguos, la comunidad solía tener lugares para reunirse donde los niños y los adultos escuchaban, mientras los ancianos y ancianas contaban historias de la vida, de los desafíos de la vida, y las lecciones que pueden extraerse de los últimos momentos de una vida. La gente sabía que a veces nuestras lecciones más importantes se hallan en los momentos de mayor sufrimiento.

9. Es muy importante que hagáis lo que de verdad os importe… sólo así podréis bendecir la vida cuando la muerte esté cerca.

10. Cuando hemos realizado la tarea que hemos venido a hacer en la Tierra, se nos permite abandonar nuestro cuerpo, que aprisiona nuestra alma al igual que el capullo de seda encierra a la futura mariposa. Llegado el momento, podemos marcharnos y vernos libres del dolor, de los temores y preocupaciones; libres como una bellísima mariposa, y regresamos a nuestro hogar, a Dios.

Elisabeth Kübler Ross (Zúrich, 8 de julio de 1926-Scottsdale, Arizona, 24 de agosto de 2004) fue una psiquiatra y escritora suizo-estadounidense, una de las mayores expertas mundiales en la muerte, personas moribundas y los cuidados paliativos.

Su libro Sobre la muerte y el morir (1969) expone su conocido modelo de Kübler-Ross por primera vez. En esa y otras doce obras, sentó las bases de los modernos cuidados paliativos, cuyo objetivo es que el enfermo afronte la muerte con serenidad y hasta con alegría.»

Leído en: *https://www.qmayor.com/psicologia/10-lecciones-de-vida-de-la-doctora-kubler-ross/
La imagen: del mismo enlace.

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