Mujeres en la gesta libertadora latinoamericana

Independencias de América Latina: el rol clave y a veces olvidado de miles de mujeres en la gesta libertadora (y 4 nombres que trascendieron)
Margarita Rodríguez* – BBC News Mundo – 12 septiembre 2020*

Imagen BBC

Tres mujeres, entre muchas, que se abrieron paso en el relato histórico sobre las luchas emancipadoras en Latinoamérica: Javiera Carrera, Juana Azurduy y María Ignacia Rodríguez de Velasco.

«No fueron brazos ejecutores de lo que opinaban y decían sus maridos o los varones de sus casas, sino que ellas mismas asumieron una posición política frente al proceso de la independencia de sus países».

Así le describe a BBC Mundo la historiadora Inés Quintero, exdirectora de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, el papel que jugaron las miles de mujeres que de una manera u otra participaron en la gesta libertadora de América Latina.

Pese a que se conoce poco, el apoyo logístico que brindaron fue impresionante.

No sólo se trató de cocinar, de hacer uniformes, de asistir a los heridos, de recolectar joyas y donar sus propio dinero y bienes para financiar la causa, sino de roles que muchas veces las ponían en peligro.

Algunas sirvieron de correos, de espías, otras participaron en la planificación de estrategias, escondieron gente y armas y, aunque no fue lo más común, hubo las que rescataron prisioneros y hasta las que combatieron.

Se convirtieron en el sostén de las familias cuando los hombres partían al campo de batalla, y «se encargaron de la siembra, de la producción, de defender las propiedades», explica Quintero.

Pero al intentar contar la historia de estas mujeres, surge un problema.

La invisibilidad

La mayoría de los relatos independentistas fueron escritos por hombres, sobre hombres. Quizá por ello, hay una enorme disparidad entre la cantidad de documentos y testimonios que existen sobre ellos y los que hablan de las mujeres.

«Esa invisibilidad nos hace andar un poco en el terreno de la especulación», le dice Marta Martín, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a BBC Mundo.

Aunque «eso no quiere decir que su rol no haya sido importante», aclara.

«Las historias de las independencias no sólo fueron los hechos políticos y los actos heroicos de los próceres, que quedaron en los libros de historia, sino que fueron posibles gracias a todo un contexto y un entramado en el que las mujerestuvieron participación activa», indica la académica.

En septiembre, un mes clave en los procesos independentistas de muchos países latinoamericanos, BBC Mundo destaca el perfil decuatro mujeres que lograron trascender, y que de alguna manera representan a las miles que fueron olvidadas.

Imagen BBC
  1. Micaela Bastidas Puyucahua, la estratega al lado de Túpac Amaru II

«Por la libertad de mi pueblo he renunciado a todo. No veré florecer a mis hijos».

Eso fue lo último que habría dicho antes de morir estrangulada Micaela Bastidas Puyucahua, precursora, prócer y mártir de la emancipación peruana y una inspiración en las luchas independentistas hispanoamericanas.

Junto a su esposo, José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, lideró en 1780 una rebelión que buscaba terminar no sólo con el dominio colonial, sino con los abusos de los que eran víctimas las poblaciones nativas.

Esa insurrección es considerada la base fundamental de la emancipación peruana, que culminó con la proclamación de la Independencia el 28 de julio de 1821 y la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824.

Mientras Túpac Amaru II realizaba su marcha triunfal en Puno, y manteniéndose en constante comunicación con él, Bastidas se encargó de las operaciones militares en el Cusco, evocaría el diputado Demetrio Carranza en un acto en su honor celebrado en 1980.

Bastidas era zamba: de raíces africanas e indígenas.

Se casó siendo una adolescente con quien había sido su amigo de la infancia y tuvieron tres hijos.

Cuando Túpac Amaru II se ausentaba, dado su rol de líder, ella era quien asumía las riendas del hogar así como también de los negocios, pues era una gran administradora.

Ya antes de la insurrección, la líder había hecho solicitudes formales «a las autoridades coloniales de Tinta, Cusco y Lima, para que los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas y exonerados del cumplimiento de la mita, obteniendo siempre negativas».

Así lo señala Bernardino Ramírez Bautista, investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el artículo «Próceres campesinos en la guerra de la Independencia del Perú», de la revista Investigaciones Sociales.

Y en ocasiones era ella quien definía la estrategia a seguir y su esposo quien la implementaba.

De hecho, se cree que perdieron la batalla decisiva contra el ejército español, en parte porque Túpac Amaru II se demoró mucho en seguir los consejos de Bastidas, quien quería tomar la ciudad de Cusco con mucha anticipación, pues consideraba que «era un objetivo central para su movimiento».

Lo cuenta la investigadora Mary G. Berg en el capítulo «Micaela Bastidas y su época», del libro «Mujeres y emancipación de la América Latina y el Caribe en los siglos XIX y XX.

Tal era la determinación y la personalidad de Bastidas, que las autoridades coloniales la llegaron a considerar incluso más peligrosa que su esposo.

«Y ofrecieron cantidades de dinero, premios y títulos nobles a personas que las ayudaran a capturar a Túpac Amaru, pero sobre todo, a su mujer», indica Berg.

Tras el fracaso de la sublevación, en la que participaron decenas de mujeres más, fue capturada y condenada a la muerte junto a su esposo y uno de sus hijos.

«Micaela Bastidas entró en la plaza arrastrada por un caballo, atados pies y manos, mientras su sentencia se leía en voz alta», relata Berg.

En la Plaza de las Armas del Cusco, se cumplió la tormentosa sentencia. Se cuenta que tuvo que ver la ejecución de su hijo y que le cortaron la lengua.

A pesar del tamaño de su gesta, Bastidas «fue ignorada en las páginas de la historia hasta que la literatura del siglo XX le hizo justicia», reflexiona la historiadora Ana Belén García en el artículo «Las heroínas calladas de la Independencia Hispanoamericana».

Con el tiempo, las autoridades peruanas también reconocieron el papel de otras mujeres que en otras etapas del largo proceso independentista, como por ejemplo, María Parado de Bellido, quien murió fusilada por negarse a delatar a los patriotas.


  1. Juana Azurduy, teniente coronel y heroína en Bolivia y Argentina
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Madres y padres -simbólicos- de la Patria. Construcción de la identidad colectiva.

«…me rehúso a ser hija de una Madre que no me deseó sino como lugar de explotación y de un Padre que … nos puso a disposición para que nuevos abusadores nos golpearan y humillaran.»

Por Silvia Bleichmar*, Psicoanalista, Psicóloga y Socióloga, intelectual y librepensadora argentina.

«La independencia y el colonialismo, como vínculos de construcción de la identidad colectiva, hicieron que la Argentina eligiera padres simbólicos.

Es posible que la mayoría de los argentinos nunca nos detengamos a pensar las frases que marcan nuestra historia, las que oímos una y otra vez en los discursos escolares, deletreamos en libros de lectura que si no formaron nuestro espíritu al menos fueron inocuos para deformarlo, escribimos en redacciones por encargo y recitamos en poemas que nos obligaban a un esfuerzo exagerado en los “ademanes” para dar sentido a algo que nunca entendimos.

Tal vez las repetimos sin preguntarnos su sentido por el acartonamiento de la declaración amorosa con la cual nos vimos en los años de infancia forzados a demostrar nuestro amor territorial, o porque la disociación entre las palabras y los hechos que habitó desde siempre el discurso del poder nos acostumbró precozmente a darle a las palabras cierto valor de cambio y poco valor de uso. Quizás porque no fue fácil apropiarnos de “este país” para que fuera “nuestro país” ya que los dueños de la tierra se presentaron siempre como los amos de la historia… O, porque el único “crisol de razas” se produjo en las camas de los inmigrantes pero no terminó durante muchos años en verdadero reconocimiento de proveniencias y aportes, o porque esta historia no llegó a ser nuestra hasta que nos dimos cuenta de que la producíamos diariamente, y que la gesta de la Semana Trágica no era menos heroica que las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, y que no todos los próceres de la independencia eran tan éticos como creíamos, y que podíamos elegir en medio de tanto yeso ilustre y pintura enhiesta a quiénes nos representaban, formando por primera vez hinchadas de Moreno, San Martín o Belgrano y rehusándonos a que Don Cornelio fuera un verdadero Padre de la Patria.

La cuestión se planteó con la madre. La “Madre Patria” que nos dio la lengua -como si antes de eso el continente hubiera estado mudo-, que nos dio la religión -como si eso abarcara el territorio que fuimos y la Nación que somos-, la que nos dio la idiosincrasia -más heredera hoy de la extraña combinación entre el país mestizo y desarrapado que dejó la conquista y su encuentro con la inmigración trabajadora del siglo XX con sus ideales anarquistas y socialistas que generó un hambre de justicia irrenunciable que de los usos y costumbres de los conquistadores- en su mayoría vagos y aventureros, delincuentes absueltos o fugados, verdadera escoria del Imperio -que nos legaron una de las oligarquías más crueles y pragmáticas del continente.

¿Qué significa tener una “Madre Patria”?

Los pueblos carecen de madre, se fundan a sí mismos. Eligen sus padres simbólicos no por derecho de pernada sino por reconocimiento identificatorio. A los seres humanos escogidos por amor para ser hijos -biológicos o adoptivos- el cuidado que reciben les da la fuerza para poder amar, luego, a los padres simbólicos. Como en la política y en la vida intelectual, elegir nuestras figuras de identificación es el único derecho que nos lleva más allá de nuestras propias limitaciones de origen.

Las conquistas no son actos de amor engendrador sino violaciones obscenas. Que de allí surjan nuevos seres históricos no quiere decir que haya habido una propuesta inicial de producirlos. A diferencia de un hijo al cual se le da la lengua, las representaciones de sí mismo, los modos de sentir, los países coloniales son engendrados como clones de los cuales se toman los órganos vitales para conservar con vida a los imperios que se extinguen si no reciben la carne y sangre que los sostiene.

Por eso nos suena raro lo de tener la Madre Patria en nuestros orígenes coloniales, porque las madres que nos dieron lo mejor de sí mismas son múltiples y no sólo no se limitan a un engendramiento espurio sino que han intentado, desde siempre, ofrecernos la materialidad para que construyamos una identidad que nos permita salvarnos. Todos las reconocemos, todos nos vemos reflejados en ellas, en su heroísmo y en su valor, desde las heroínas de la Independencia hasta las sindicalistas de principios de siglo XX, desde las inmigrantes que marcharon junto a sus hombres por las calles de una ciudad cuyos nombres no podían pronunciar hasta las que cruzaron el riachuelo para participar de jornadas heroicas, desde las que dieron los mártires de la patria a las que aún salen a la calle para que ese martirio no quede en las sombras.

Por eso, más allá de mi amor a la España que nos dio a muchos de nuestros hombres más queridos, de la España de Machado y León Felipe, del Duero y Salamanca, de mi placer de haber recibido esa posibilidad de una lengua en la que me formé, en la que tuve mis primeras representaciones, en la que escuché la voz de mi madre y pude llenar de lecturas mis noches solitarias de provincia y en la que, como enuncia el poema de Juana de Ibarbourou, “dije ‘te quiero’ una noche americana millonaria de luceros”, me rehúso a ser hija de una Madre que no me deseó sino como lugar de explotación y de un padre que, como don Cornelio, nos puso a disposición para que nuevos abusadores nos golpearan y humillaran.»

* Nota publicada en la Revista Caras y Caretas, Año 45, Nº 2200, Julio 2006, Pág. 56.

Leído en:  https://www.facebook.com/silviableichmar/
SIlvia Bleichmar, en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Silvia_Bleichmar

José Gervasio Artigas – Poema de Mario Benedetti en su homenaje

J-g-artigasJunio 19, 1764 (su natalicio)

“… militar, estadista y máximo prócer uruguayo. … Fue uno de los más importantes estadistas de la Revolución del Río de la Plata, por lo que es honrado también en la Argentina por su contribución a la independencia y, con vicisitudes, la federalización del país…” (Wikipedia)

Poema de Mario Benedetti en su homenaje

“Se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieron
medio siglo después de su muerte
creó una justicia natural para negros zambos indios y
criollos pobres
tuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de once
varas
y cojones como para no echarle la culpa a los otros
así y todo pudo articularnos un destino
inventó el éxodo esa última y seca prerrogativa del albedrío
tres años antes que naciera marx
y ciento cincuenta antes de que roñosos diputados la
convirtieran en otro expediente demorado
borroneó una reforma agraria que aún no ha conseguido el
homenaje catastral
lo abandonaron lo jodieron lo etiquetaron
pero no fue por eso que se quedó para siempre en tierra
extraña
por algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firme
no fue tosco como lavalleja ni despótico como oribe ni astuto
como rivera
fue sencillamente un tipo que caminó delante de su gente
fue un profeta certero que no hizo públicas sus profecías
pero se amargó profundamente con ellas
acaso imaginó a los futurísimos choznos de quienes
inauguraban el paisito
esos gratuitos herederos que ni siquiera iban a tener la
disculpa del coraje
y claro presintió el advenimiento de estos ministros alegóricos
estos conductores sin conducta estos proxenetas del
recelo estos tapones de la historia
y si decidió quedarse en curuguaty
no fue por terco o por necio o resentido
sino como una forma penitente e insomne de instalarse en su
bien ganado desconsuelo.”

Mario Benedetti, uruguayo
Leído en: varias webs, por ejemplo http://www.poemasyamor.org/poema-artigas-Mario-Benedetti/

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José de San Martín: máximas para su hija Mercedes

Muchos de ustedes recordarán estas máximas que estudiábamos en la escuela…

Acuarela de palabras

En 1825, José de San Martín escribe una lista de consejos para su hija Merceditas, donde vuelca sus ideales educativos.

Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca -abriéndole la ventana para que saliese: “Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos.” 

2º Amor a la verdad y odio a la mentira

Inspirar gran confianza y amistad pero uniendo respeto

4º … Caridad con los pobres

5º Respeto sobre la propiedad ajena

6º Acostumbrar a guardar un secreto

7º … Indulgencia hacia todas las religiones.

8º Dulzura con los criados, pobres y viejos.

Hable poco y lo preciso.

10º … Estar formal en la mesa.

11º Amor al aseo y desprecio al lujo.

12º Amor por la patria y la libertad. 

General don

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José Gervasio Artigas, Caraí Marangatú, el Padre de los Pobres

J-g-artigasJunio 19, 1764 (su natalicio)

“… militar, estadista y máximo prócer uruguayo. … Fue uno de los más importantes estadistas de la Revolución del Río de la Plata, por lo que es honrado también en la Argentina por su contribución a la independencia y, con vicisitudes, la federalización del país…” (Wikipedia)

Poema de Mario Benedetti en su homenaje

“Se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieron
medio siglo después de su muerte
creó una justicia natural para negros zambos indios y
criollos pobres
tuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de once
varas
y cojones como para no echarle la culpa a los otros
así y todo pudo articularnos un destino
inventó el éxodo esa última y seca prerrogativa del albedrío
tres años antes que naciera marx
y ciento cincuenta antes de que roñosos diputados la
convirtieran en otro expediente demorado
borroneó una reforma agraria que aún no ha conseguido el
homenaje catastral
lo abandonaron lo jodieron lo etiquetaron
pero no fue por eso que se quedó para siempre en tierra
extraña
por algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firme
no fue tosco como lavalleja ni despótico como oribe ni astuto
como rivera
fue sencillamente un tipo que caminó delante de su gente
fue un profeta certero que no hizo públicas sus profecías
pero se amargó profundamente con ellas
acaso imaginó a los futurísimos choznos de quienes
inauguraban el paisito
esos gratuitos herederos que ni siquiera iban a tener la
disculpa del coraje
y claro presintió el advenimiento de estos ministros alegóricos
estos conductores sin conducta estos proxenetas del
recelo estos tapones de la historia
y si decidió quedarse en curuguaty
no fue por terco o por necio o resentido
sino como una forma penitente e insomne de instalarse en su
bien ganado desconsuelo.”

Mario Benedetti, uruguayo
Leído en: varias webs, por ejemplo http://www.poemasyamor.org/poema-artigas-Mario-Benedetti/

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