Rabindranath Tagore. Oración

Mayo 7, su natalicio…

“Que yo nunca rece para ser preservado de los peligros: sino para alzarme ante ellos y mirarlos cara a cara.

Que no pida la extinción de mi dolor: sino el coraje que me falta para sobreponerme a él.

Que no confíe en aliados en la guerra de la vida sobre el campo de batalla del alma: que sólo espere de mí.

Que no implore, espantado, mi salvación: que tenga la fe necesaria para conquistarla.

Dame no ser ingrato: pues a tu misericordia debo mis triunfos.

Y si sucumbo, acude a mí con tu brazo fuerte. ¡Y dame la paz, y dame la guerra!”

Rabindranath Tagore,  poeta bengalí, filósofo del movimiento Brahmo Samaj (posteriormente convertido al hinduismo), artista, dramaturgo, músico, novelista y autor de canciones, que fue premiado con el Premio Nobel de Literatura en 1913.

Leído en: AMediaVoz

Versos de Tagore a la muerte

Un 30 de Septiembre falleció mi madre. Al pasar los años, al pasar las hojas del calendario, en estos días, no puedo no pensar acerca de la muerte. La muerte, primero, se me aparece como la de los otros, los muy queridos que ya no están… y es desolación. En un segundo momento, intento imaginar algo acerca de la propia… y es difícil. Por suerte, siempre algún poeta me acerca sus palabras…

De “El Jardinero”/93:

“Me han llamado. ¡Decidme adiós, hermanos míos! ¡Adiós, me voy!

Aquí os dejo la llave de mi puerta; renuncio a todo derecho sobre mi casa.

Sólo os pido buenas palabras de despedida.

Vivimos mucho tiempo juntos, y recibí más de lo que pude dar.

Y ahora es de día, y la lámpara que iluminó mi rincón oscuro se ha apagado.

Me llaman, y estoy dispuesto para mi viaje.”

Rabindranath Tagore, India, 1861–1941. 

Leído en: amediavoz.com

Rabindranath Tagore. Mayo 7, su natalicio.

Lo que fui leyendo y me gustó, lo compartí en este blog…

Tagore02El último viaje (Sé que en la tarde de un día cualquiera el sol me dirá su último adiós…)

Oración (Que yo nunca rece para…)

El aventurero (He pagado mis deudas, he cortado mis ataderas, las puertas de mi casa están abiertas, he olvidado mis amores: ¡soy libre…)

Soledad (Sentado a la puerta de mi cabaña…)

El principio (¿De donde venía yo cuando tú me encontraste?… )

Juguetes (¡Qué feliz eres, niño, sentado en el polvo…)

Gitanjali 61 (¿Sabe alguien de dónde viene el sueño que pasa, volando…)

Gitanjali 62. La madre canta. (Hijo mío, cuando te traigo juguetes de colores, comprendo por qué hay tantos matices en las nubes…)

Gitanjali 86 (La Muerte, tu esclava, está a mi puerta. Ha cruzado el mar desconocido…)

“Sir Rabindranath Tagore, … (Calcuta, 7 de mayo de 1861 – Calcuta 7 de agosto de 1941) fue un poeta bengalí, poeta filósofo del movimiento Brahmo Samaj (posteriormente convertido al hinduismo), artista, dramaturgo, músico, novelista y autor de canciones que fue premiado con el Premio Nobel de Literatura en 1913, convirtiéndose así en el primer laureado no europeo en obtener este reconocimiento.

Tagore revolucionó la literatura bengalí con obras tales como El hogar y el mundo y Gitanjali. Extendió el amplio arte bengalí con multitud de poemas, historias cortas, cartas, ensayos y pinturas. Fue también un sabio y reformador cultural que modernizó el arte bengalí desafiando las severas críticas que hasta entonces lo vinculaban a unas formas clasicistas. Dos de sus canciones son ahora los himnos nacionales de Bangladés e India: el Amar Shonar Bangla y el Jana-Gana-Mana…” (Wikipedia)

Gitanjali 62. La madre canta. Rabindranath Tagore

Leyendo poesía…

“Hijo mío, cuando te traigo juguetes de colores, comprendo por qué hay tantos matices en las nubes y en el agua,
y por qué están pintadas las flores tan variadamente…, cuando te doy juguetes de colores, hijo mío.

Cuando te canto para que tú bailes, adivino por qué hay música en las hojas, y por qué entran los coros de voces de las olas
hasta el corazón absorto de la tierra…, cuando te canto para que tú bailes.

Cuando colmo de dulces tus ávidas manos, entiendo por qué hay mieles en el cáliz de la flor, y por qué los frutos se cargan secretamente, de ricos jugos…, cuando colmo de dulces tus ávidas manos.

Cuando beso tu cara, amor mío, para hacerte sonreír, sé bien cuál es la alegría que mana del cielo en la luz del amanecer,
y el deleite que traen a mi cuerpo las brisas del verano…, cuando beso tu cara, amor mío, para hacerte sonreír.”

Otra traducción:

“La madre canta.

Cuando te traigo juguetes de colores, niño mío, entiendo el tornasol del agua y de la nube y entiendo por qué un hada pinta las flores por la noche y entiendo el arco-iris sobre el campo y el nácar en la playa de la luna: cuando te doy juguetes de colores.

Cuando canto para que bailes, mi niño, sé por qué la música plateada del viento entre las ramas y el coro de las olas alrededor del mundo y la cadencia de la luz sobre las hojas: cuando canto para que tú bailes.

Cuando en tus pequeñas manos ávidas pongo dulces y golosinas, comprendo para qué la miel en el cáliz de la flor y para qué la savia azucarada que en secreto madura la fruta, como el amor un corazón: cuando pongo dulces y golosinas en tus pequeñas manos ávidas.

Cuando abrazo tu cara de jazmín y canela para hacerte sonreír, mi niñito querido, comprendo la dicha que se extiende
por el cielo límpido de la mañana y la delicia en que la brisa de verano envuelve mi cuerpo y la onda del trigal al medio día: cuando te abrazo para que sonrías.”

De: Gitanjali, 62, por R. Tagore.
Leído en: A Media Voz  – amediavoz.com/

Antes: El principio (“¿De donde venía yo cuando tú me encontraste? — Preguntó el niño a su madre…”)

Gitanjali 61. Rabindranath Tagore

Leyendo poesía…

“¿Sabe alguien de dónde viene el sueño que pasa, volando, por los ojos del niño? 

Sí. Dicen que mora en la aldea de las hadas; que por la sombra de una floresta vagamente alumbrada de luciérnagas, cuelgan dos tímidos capullos de encanto, de donde viene el sueño a besar los ojos del niño.

¿Sabe alguien de dónde viene la sonrisa que revuela por los labios del niño dormido?

Sí. Cuentan que, en el ensueño de una mañana de otoño, fresca de rocío, el pálido rayo primero de la luna nueva, dorando el borde de una nube que se iba, hizo la sonrisa que vaga en los labios del niño dormido.

¿Sabe alguien en dónde estuvo escondida tanto tiempo la dulce y suave frescura que florece en las carnecitas del niño?

Sí. Cuando la madre era joven, empapaba su corazón de un tierno y misterioso silencio de amor, la dulce y suave frescura que ha florecido en las carnecitas del niño.”

De: Gitanjali, 61, por R. Tagore.

Leído en: A Media Voz – amediavoz.com/

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