Si tienen tiempo de leer, desde PlanetaFreud…
“Un paciente me informa hace pocos días que ha decidido desistir en sus intentos de aproximación (seducción) a una joven con la cual ha estado danzando desde hace unos meses un extraño e intrincado minué pleno de ambigüedades e idas y vueltas sin fin. Lo que me llamó la atención del episodio fue que la decisión fue tomada en el momento en que, al volver de una salida, ella lo despide con un “Te llamo”. El decodificó que ese “Te llamo” quería decir “Quizá te llame” o, más directamente, “No te llamo”. En síntesis, una afirmación que puede y quizá deba ser leída como una negación.
Oímos cotidianamente esos “Nos vemos”, “Llamame por teléfono”, “Quiero verte” y otras tantísimas declaraciones puramente sociales en las que debemos entender que no hemos de hacer aquello a lo que, sin embargo, se nos insta, a veces con énfasis. Afirmaciones que deben ser entendidas como negaciones y negaciones que es mejor tomar como afirmaciones. Un buen ejemplo de estas afirmaciones engañosas son las promesas electorales de los políticos, a tal punto que en el reciente discurso presidencial, el candidato electo creyó necesario aclarar que su discurso no era un mero “catálogo de buenas intenciones”. Algún periodista consideró la frase -una promesa bajo la forma de una negación, al fin de cuentas- y cruzó sus dedos por que no se tratase, en este caso, de una promesa vacía más. On verra, como decía Papá Grandet. Un ejemplo reciente de negaciones que deben ser releídas como afirmaciones: hace apenas un par de años, el Congreso Nacional declaró intangibles los depósitos a plazo fijo. La negación estaba el prefijo “in” de la palabra “intangible”. Debía leerse “Los plazos fijos no serán tocados”. Gente avispada interpretó el desvelo de los legisladores como la antesala de una inminente confiscación de los depósitos bancarios- cosa que ocurrió efectivamente unas pocas semanas más tarde- y voló ipso facto al banco a rescatar sus dineros.
Por obra y gracia de Freud, estamos acostumbrados a las negaciones que deben ser tomadas como afirmaciones y en forma precautoria corremos a comprar dólares cada vez que algún economista del gobierno asegura que no habrá devaluación del peso y que el dólar se mantendrá quieto en los próximos meses. Hemos aprendido a quitar el “no” y leer “al derecho” tan instructivas declaraciones. Un paso más y asumimos con Freud que en lo Inconsciente no existe la negación y que todo -los Gedanken o pensamientos- es allí afirmativo. Aquí queremos hacer hincapié en el proceso inverso, en el cual una partícula negativa -o alguna otra restricción- debe ser agregada a fin de leer “al derecho” lo escuchado. Leer al derecho quiere decir aquí descifrar correctamente la verdadera intención del hablante, la que está escondida en sus palabras, cosa no siempre fácil de hacer.
Sigamos…»
via La afirmación – Juan José Ipar
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