A propósito del día internacional de la alfabetización; me gustó el siguiente texto:
La conceptualización de analfabetismo y alfabetización ha estado cruzada por diferentes perspectivas de análisis, derivadas de la complejización de la sociedad y de los enfoques ideológicos a partir de los cuales se elaboran los discursos sobre alfabetización y analfabetismo.
Ambos términos se refieren a las habilidades en lectura y escritura. Sin embargo, no existen criterios que permitan evaluar en forma categórica cuándo una persona puede considerarse analfabeto o plenamente alfabetizado.
Paulo Freire decía «no existen ignorantes ni sabios absolutos» Rosa María Torres, señala «la imprecisión y ambigüedad en que se han mantenido los propios conceptos de analfabetismo y alfabetización han contribuido a la proliferación de términos a menudo superpuestos o parcialmente superpuestos para describir los diferentes estudios y niveles que median en el eje analfabetismo-alfabetización, tales como analfabetismo absoluto /puro/ regresivo/ por desuso/ funcional o los de analfabeto/ semianalfabeto/ semialfabetizado/ neoalfabetizado».
Por analfabetos puros o absolutos, se ha comprendido a quienes no conocen los signos del idioma o, si los conocen, tienen un manejo precario.
Analfabetismo por desuso o regresivo se ha utilizado para denominar a quienes han logrado un manejo de las habilidades de lectura y escritura, pero al no practicarlas las han olvidado, ‘regresando’ a la categoría de analfabetos absolutos.
Analfabeto funcional, alude a aquellas personas que, teniendo habilidades elementales de lectura y escritura, no son suficientes para desenvolverse en el medio letrado.
Sin embargo, la comunicación en sentido amplio, excede la cultura letrada, y como señala Paulo Freire, en una de sus conferencias, «antes de la lectura de las palabras, leí el universo. Fui capaz de leer en los ronroneos de mi gato de qué humor se encontraba y en los colores de las frutas de los árboles del patio de mi casa, si estaban listas para comer. Es decir, antes de leer las letras del alfabeto, leí lo expresado en códigos como el color y el ronroneo».
Mas aún, Freire cierra el círculo al insistir que la lectura de lo alfabético para que se vuelva vida debe regresar nuevamente al universo».
Ciertamente, la persona analfabeta es un experto lector y escritor en códigos como el gesto, el vestido, la naturaleza, las ubicaciones de las personas, el color y otras cosas. Lee lenguajes mudos que no están referidos a la lengua y lee, con el oído, con el tacto, y el olfato y también con el ojo.
En nuestra cultura coexisten distintas grafías, como señala Ana María Bernardinis, no se puede decir que aquellos que se consideran analfabetos no lean otros sistemas de escritura.
Es muy difícil separar los alfabetos de los analfabetos, un premio Nobel de física puede leer perfectamente signos matemáticos (que son otro alfabeto) y simultáneamente ser un analfabeto cuando trata de leer el lenguaje musical o códigos de la vida social como el tipo de vestido, el maquillaje, o los gestos.
Los estudios psicolingüísticos de Emilia Ferreiro han mostrado el hecho -reiteradamente comprobado en sus investigaciones- de que el niño que ingresa a la escuela no llega en blanco sino con una serie de observaciones e hipótesis acerca de la lectura de los signos alfabéticos. Si esto es así en el caso del niño, cuánto más en el caso de los adultos no alfabetizado o no escolarizado
Al enfrentar la instancia de alfabetización, los jóvenes y adultos acceden con un bagaje importante de conocimiento. «Una vez le dijo un campesino al alfabetizador sin enojo, más bien, poniéndolo como un intercambio de conocimientos, usted me puede enseñar a escribir la palabra arado, y yo puedo enseñarle a arar…«.
Asimismo, algunos estudios dan cuenta que para desenvolverse en la sociedad letrada las personas desarrollan diferentes estrategias, por ejemplo, en el supermercado para reconocer e identificar los productos que quieren comprar se guían por los colores de los envases, las formas gráficas de las marcas y otros sutiles signos, acaso no perceptibles por el letrado pero altamente significativos para ellos.
Se puede decir que los jóvenes y adultos construyen sus hipótesis, tienen experiencia de vida, y muchas veces no se toma en cuenta o se descalifica desde las propuestas escolares ese caudal de saberes que tienen las personas que no han completado su escolaridad básica.
El analfabetismo no puede ser considerado sólo como un problema técnico pedagógico, sino, además, como un problema que reviste profundas dimensiones sociales.
La lengua escrita, siendo un objeto social, no se distribuye equitativamente en los distintos sectores de la población y el diferente grado de dominio de las habilidades en lectura, escritura, y matemática mantiene y refuerza una situación de desigualdad social. Los códigos lingüísticos aprendidos en el entorno social están profundamente determinados por la socialización primaria de los individuos.
Basil Bernstein intenta probar la tesis de la existencia de dos códigos afectados por la estructura de clases. En relación a ello , señala el uso de un código restringido, empleado fundamentalmente por las clases populares, y un código elaborado empleado por las clases dominantes. La dimensión social del tema necesita profundizarse y es precisamente ese aspecto el que resulta de vital importancia para los jóvenes y adultos analfabetos.
Entender el mundo vital de las personas analfabetas exige que su estudio esté asociado a otras categorías sociales referidas a etnia, género, procedencia y estrato social. Es decir, el analfabetismo es un problema complejo y todo intento por reducirlo a la simple dimensión educativa no permite abordarlo de una manera efectiva.
Se manifiesta como un problema individual y colectivo: «No son sólo los individuos aislados los que tienen carencias de comprensión y fluidez en el manejo de la lectoescritura y la matemática y de formación social básica, son las comunidades y en ellas, sectores sociales específicos que no sólo encuentran dificultades para leer textos, sino también para leer el contexto.
Del sitio: Orientación para el alfabetizador – Min.Educ.Arg
PD: …antes de la lectura de las palabras, leí el universo. Fui capaz de leer en los ronroneos de mi gato de qué humor se encontraba y en los colores de las frutas de los árboles del patio de mi casa, si estaban listas para comer…
PD2: Días atrás miraba por Films&Arts el programa del maestro Daniel Barenboim Y me sentí completamente analfabeta! No sé leer música! Tal vez, en una próxima vida 😉
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